El árbol de Navidad y los desalojados del B9. La esperanza de la paz, la solidaridad y la fraternidad. Y la realidad. La fachada comercial y la condición humana. La dicotomía entre las luces y lo que se esconde a dos kilómetros.
Hace mucho frío, algo que no importa nada al alcalde de Badalona, Xavier García Albiol, ni a algunos vecinos. Y, digámoslo también, no ha parecido importarle mucho al president de la Generalitat, Salvador Illa. Ni a la consellera de Drets Socials, Mònica Martínez Bravo.
Se desalojaron —bajo mandato judicial— a 400 personas del antiguo instituto B9 de Badalona, sin alternativa, como pedía la jueza, y quedaron bajo el puente de la C-31, expuestas a la lluvia y el frío en plena alerta meteorológica. Sin respuesta rápida y efectiva de los servicios sociales municipales. Pero tampoco de la Generalitat. No puedes dejar días y días de invierno a cientos de personas en la calle. Lo siento. Aunque las competencias no sean tuyas. Y, mientras tanto, firmar un convenio millonario con la Caixa al abrigo de la calefacción. Parece que ahora en Catalunya, al gobernar el mal menor, ya no se pueden hacer críticas.
No puedes dejar días y días de invierno a cientos de personas en la calle
Y no lo digo yo solo. Intentando ser coherentes con lo que se celebra estos días y que hemos perdido de vista, los obispos de la Conferencia Episcopal Tarraconense han lamentado que no se haya contemplado ni una "tregua invernal". Dicen que "estamos hablando de personas y, por lo tanto, rechazamos los relatos que los deshumanizan por el hecho de ser inmigrantes africanos, negros y pobres: esto es aporofobia y xenofobia. ¿No son personas? Los cristianos, ¿no estamos llamados a 'amarlos como a nosotros mismos' (Jn 13,34-35)?". Pero, sobre todo, en un mensaje dirigido a los políticos, dicen que "la respuesta no puede ser ni el silencio ni la indiferencia. Ante todo, es necesaria una respuesta humanitaria inmediata". Repito: respuesta humanitaria inmediata. Vete debajo del puente y les dices que seguirán durmiendo en la calle porque no es tu competencia.
Los obispos, además, piden que se avance en la ley del sinhogarismo, que lleva meses tramitándose "con lentitud". Después vendrá el papa, al que el propio Salvador Illa acudió a invitar personalmente en visita al Vaticano, y se apresurarán todos a hacerse la foto en la Sagrada Familia.
En fin, que disfruten de la Navidad y no olviden a Joan Salvat-Papasseit.
"Demà posats a taula oblidarem als pobres
—i tan pobres com som—
Jesús ja serà nat
Ens mirarà un moment a l’hora de les postres
i després de mirar-nos arrencarà a plorar"