Cuando te enteras de que un artista a quien admiras sacará nuevo disco, enseguida te compras las entradas para la gira, a pesar de no haber escuchado todavía su último trabajo. Sabes que te gustarán las nuevas canciones, sabes que te han gustado las anteriores, sabes que la calidad está asegurada. Tienes ganas de ver cómo aquel cantante ha conseguido volver a crear, tienes ganas de volver a emocionarte, a saltar, a tararear melodías en la ducha, a escribir las letras en los mensajes de Whatsapp con los amigos.

Los artistas evolucionan, a veces hacia donde nosotros esperábamos, otros hacia estilos quizás un poco más alejados de nuestros gustos pero siempre con aquel sello propio que nos atrapa. Se trata también de lealtad. De continuar al lado de unas canciones que han formado parte de tu vida. De amar un modo de hacer y de sentir. Aquella voz tan auténtica, aquella coherencia artística, aquel querer ir hacia el mismo lugar donde te llevan sus canciones y allí encontraros y tomaros una cervecita juntos. Y quizás no te sabes al detalle toda su carrera discográfica y quizás en alguna época incluso te has alejado pero siempre acabas volviendo a aquel universo compartido donde te sientes mejor.

Por otra parte, una buena manera de abordar un examen tipo test es no mirar las respuestas. Puede parecer paradójico pero no. Y puede parecer que cambio mucho de tema, pero tampoco. Tú te lees la pregunta y a la vez tapas con la mano o con un papel todas las opciones de respuesta que se te ofrecen. Así, evitas que te confundan. Tienes que pensar con calma, si hace falta con los ojos cerrados y sin interferencias de posibles casillas supuestamente válidas. Sólo hace falta que te concentres porque la respuesta buena tú ya la sabes pero si antes de decirla en voz bajita miras las opciones que te dan, entonces te mareas. Tienes que contestar primero dentro en tu cabeza y después en el papel. Si miras primero el papel corres el riesgo de despistarte. Te harán dudar y entonces corres el riesgo de responder equivocadamente, a pesar de saber la respuesta correcta.

A las próximas elecciones en Catalunya tenemos que ir a votar así: sin mirar las opciones de respuesta. De las diferentes casillas de un examen tipo test, siempre hay una que sabes seguro que es errónea (por ejemplo, Ciudadanos, VOX, PP), alguna otra que te hace dudar (PSC, comuns) y las otras posibilidades restantes a escoger contienen, todas ellas, parte de verdad. Todas podrían, en un momento dado, ser la buena (por ejemplo, partidos independentistas). La próxima campaña electoral será agotadora y probablemente la mayoría de nuestros representantes políticos nos hará sentir vergüencita ajena. Protejámonos, tapemos con la mano o con un papel las posibles respuestas, cerremos los ojos y escojamos alguna de las opciones que ahora ya sabemos que es buena, sin hacer mucho caso de lo que unos y otros nos dirán a nosotros y se dirán entre ellos en los próximos meses. Tenemos que votar primero dentro de la cabeza y después en el papel. Tenemos que comprar la entrada del concierto aunque no hayamos escuchado las nuevas canciones. Sabemos que aquellos artistas últimamente no se han ganado nuestra confianza, pero sabemos que las canciones hablan de independencia. Se trata de lealtad a la música, a la causa. A la libertad.