La mayor parte de los deportistas catalanes que han ganado alguna medalla en los últimos juegos de invierno han tenido que hacer su carrera de formación y entrenamiento lejos de aquí. La razón es sencilla, las instalaciones adecuadas para hacerlo están en países con nieve en abundancia, con infraestructuras y cultura de país frío, como el que tienen los que sobresalen en el medallero, como Noruega.

La propuesta de candidatura "Pirineos" para los Juegos de Invierno del 2030, más allá de la inevitable politización atizada por el españolismo, choca como primer obstáculo con dos hechos climáticos que no le van a favor: 1) el Pirineo se encuentra en un país de clima benigno con unos niveles de nieve anualmente erráticos que hace que la actual práctica del esquí tenga que descansar sobremanera en nieve artificial;

y 2) que el cambio climático, con una casi total seguridad científica, acentuará todavía más el problema. O sea que podría ser que la propuesta de candidatura chocara con la realidad de encontrarnos, en el 2030, en un país ya medio tropical. La candidatura Pirineos no es natural, es artificial, está sobrepuesta. Cabe decir que también lo era la de Pekín.

No seré yo quien diga que los juegos no se tienen que celebrar por este motivo. Espero que la propuesta de candidatura tenga en cuenta los criterios de la ciencia climática aplicados específicamente en los Pirineos y que la cuestión se trate con total transparencia. Para poner juicio a la cosa, más allá de la pasión que generan grandes acontecimientos como el que nos ocupa.

Ha sido precisamente la pasión y la finalidad propagandística lo que ha hecho que en los juegos olímpicos a lo largo de la historia se hayan hecho inversiones multimillonarias en infraestructuras específicas que, pasados los 15 días de competición, no sirven para nada. Para evitar este despilfarro, el COI considera, cada vez más, limitar la creación de nuevas infraestructuras y permite candidaturas que aprovechen las existentes, aunque estén en otros países.

La experiencia de Barcelona, con su sobresaturación, me hace temer que el modelo "Andorra" (que yo creo que es un modelo territorialmente equivocado) se extienda por amplias zonas del Pirineo

Hay defensores de la candidatura Barcelona-pirinenca que destacan que con unos juegos se pondrían los Pirineos en el mapa de los destinos turísticos internacionales. La experiencia de Barcelona, con su sobresaturación, me hace temer que el modelo "Andorra" (que yo creo que es un modelo territorialmente equivocado) se extienda por amplias zonas del Pirineo. Y que, de rebote, se pase al monocultivo turístico, en este caso impulsado adicionalmente por el impulso de la demanda internacional.

Quizás lo que en esta parte del país hace falta, más que unos juegos olímpicos, es una política pensada para los Pirineos. ¿En qué sentido? Pues destacaré algunos a manera de ejemplo que no tienen nada que ver con los juegos pero sí con la retención de la población al territorio y con su desarrollo económico y social sostenido:

- inversión en infraestructuras de transporte que mejoren la calidad de vida de los residentes y faciliten la cohesión interna, no unas infraestructuras que faciliten el acceso masivo a los Pirineos que puedan derivar en una andorranización;

- políticas de acceso a la vivienda, en particular para la población más joven, que es la que marcará el futuro de este territorio;

- ¿mejora de los servicios públicos básicos (escuelas, consultorios, transporte público...), aunque su prestación resulte más costosa que en las grandes aglomeraciones urbanas (o es que no se subvenciona la mitad del transporte público en Barcelona, por ejemplo?);

- incentivo a la emprendeduría, incluida la recuperación de la actividad agraria, ganadera y forestal, que resulta clave para arraigar a la gente en el territorio;

- en línea con lo anterior, el mantenimiento del paisaje tradicional pirenaico, la preservación de su patrimonio natural y cultural, resultan argumentos potentes para atraer turismo de naturaleza, que podría ser la especialidad de los Pirineos;

- garantizar el acceso a las nuevas tecnologías en condiciones equiparables a la metrópoli, como (en nuestros días) el acceso a internet de alta velocidad.

En definitiva, un plan de apoyo a los Pirineos con objetivos específicos y con recursos públicos abundantes. Que el mundo del gasto no se acaba en las ciudades y en las áreas más pobladas; hay vida más allá. Hace falta un esfuerzo por mantener la otra parte del país que queda al margen de tantas cosas.

Y si unos juegos sirven para mejorar estos aspectos, perfecto, siempre que encajen en el Plan de apoyo. Y no a la inversa como parece que se está haciendo ahora, que está el objetivo de hacer unos juegos que quizás servirán (después) para no se sabe qué o quizás para lo peor. Emulando un dicho de Séneca, no podemos aprovechar el viento si no sabemos a dónde queremos llegar.