La pandemia nos ha enturbiado la visión de la economía: por una parte, la caída de la actividad en 2020, y por la otra, la rebaja de las expectativas para el 2021. Sin embargo, no todas las actividades se encuentran en la misma situación. Las más negativamente afectadas ya las conocemos (hostelería, restauración, actividades recreativas, deportes, etcétera). Pero hay otras que lo han sufrido mucho menos, entre ellas gran parte del sector industrial.

La importancia de la industria en Catalunya es muy grande. El país contabiliza una base productiva que muchos envidiarían: 24.000 empresas (de las cuales 1.500 con más de 50 trabajadores y 5.300 de entre 10 y 49) y un valor añadido bruto que supera los 40.000 millones de euros anuales (un 20% del total). Hay cultura industrial y también vocación industrial.

Una de las cosas que pasan en este sector es que es extraordinariamente dinámico desde un punto de vista tecnológico. Eso hace que esté en transformación permanente y, también, que se registren bajas empresariales que no pueden seguir el ritmo de los cambios. Unos cambios que, por otra parte, vienen impuestos a escala planetaria, no en vano estamos ante un sector hiperglobalizado y sometido a una fuerte competencia internacional. Pero eso ha sido así desde que el comercio internacional, de manera progresiva, se ha ido liberalizando.

En este contexto, para hacerse una idea de hacia dónde van las cosas en un sector tan vital para la economía catalana, uno puede consultar un informe que se acaba de publicar titulado Capacidades y tecnologías vinculadas a la industria 4.0 en Catalunya. Se trata de un trabajo recomendable para interesados específicamente en el sector industrial, pero también para interesados en la economía catalana en general.

El sector se encuentra en una carrera a nivel global en la cual la competencia no se detiene. Y que seguirá transformando, de manera profunda, el modo de producir bienes y servicios

La industria 4.0 se conceptúa como una transformación de los procesos productivos a partir de la convergencia de tendencias tecnológicas como la digitalización, los robots autónomos, la computación en la nube y la inteligencia artificial. Se trata de la cuarta revolución industrial (la primera dominada por el vapor, la segunda por la electricidad, la tercera por las TIC). En el informe se describen las tecnologías que conforman la industria 4.0, las principales empresas y los principales países que lideran las diferentes tecnologías. Permite visualizar fácilmente que el sector se encuentra en una carrera a nivel global en la cual la competencia no se detiene. Y que seguirá transformando, de manera profunda, el modo de producir bienes y servicios. Y ahora se entronca, adicionalmente, con las transiciones verde y digital.

Algunos de los países líderes en algunas tecnologías de la 4.0 son de dimensión parecida o más pequeña que Catalunya (Lituania, Estonia, Suecia, Noruega...). En Catalunya podemos ser actores de esta carrera o bien sencillamente, espectadores. Ser actores genera actividad y riqueza y te posiciona de cara al futuro. El informe de Acció nos da algunos datos sobre la Industria 4.0 en el país: 1.111 empresas (se han multiplicado por 3 en los últimos 3 años), ventas de 5.500 millones de euros, 29.000 puestos de trabajo, empresas jóvenes. Cabe destacar la participación catalana en proyectos de I+D a nivel europeo (251 en el periodo 2014-2021, creciendo de año en año).

Donde encontramos más empresas es en ciberseguridad, internet de las cosas, big data, inteligencia artificial, cloud computing, robótica y fabricación aditiva, en cada una de las cuales hay más de 100. Se identifican algunos nombres de empresas, muchas de ellas extranjeras implantadas aquí desde hace muchos años. También se identifican los grandes sectores más demandantes de soluciones de industria 4.0 (metal al frente, seguido de alimentación, logística, maquinaria, etcétera). Finalmente, en el documento también se identifican oportunidades de innovación a partir de la industria 4.0 en diferentes ámbitos productivos, desde la salud a la química pasando por la industria alimentaria.

En definitiva, el informe en cuestión pone encima de la mesa y proyecta hacia el futuro lo que cuando uno visita una industria ve con sus propios ojos por todo el país: la tecnificación creciente. Una demostración práctica de la necesidad de estar en punta de lanza en la generación y en la aplicación de las nuevas tecnologías. Eso, o desapareces. Y para hacerlo, es necesario, entre otras cosas, cultura industrial y empresariado con vocación industrial. Eso, por suerte, el país lo tiene, pero es imprescindible cultivarlo.