En el último artículo me refería a las actividades más afectadas por los ERTE en el sector industrial manufacturero catalán. Más de una tercera parte de sus activos humanos han estado inactivos en los dos meses que llevamos de estado de alarma. ¿Y qué pasa en la construcción y en los servicios, este último el sector que ocupa ni más ni menos que a 2,2 millones de personas en el régimen general de la Seguridad Social?

El sector de la construcción, que contaba a 31 de diciembre de 2019 con 136.000 asalariados, registra actualmente 45.500 personas en ERTE, exactamente una tercera parte. Junto con la industria, resulta que el coronavirus ha comportado por ahora la pérdida temporal de un tercio de los puestos de trabajo que recaen en la producción física de bienes materiales. Sin embargo, el gran sector más perjudicado es el de servicios. Suma en la actualidad 521.000 trabajadores en ERTE. Veámoslo, como hicimos con la industria, por segmentos.

El primer sector afectado, tanto en número de personas como en proporción de su ocupación, es el formado por servicios de comida y bebidas, servicios de alojamiento y agencias de viaje y operadores turísticos. Incluye hoteles, bares y restaurantes y se suele llamar industria turística, aunque a la práctica incluye también consumos no relacionados con el turismo. Más de 140.000 personas en ERTE, lo que representa el 63% de los empleados, son unas cifras considerables. Ya se verá cómo evoluciona con el desconfinamiento, pero las perspectivas no son nada buenas con respecto al turismo internacional para lo que queda de año, veremos qué parte se compensa con turismo interior, veremos quién vuelve a ir a los restaurantes y veremos a qué precio tendrán que ofrecer sus servicios mientras se tengan que mantener las distancias de seguridad. Mal asunto. Eso sin considerar que en este sector trabajan 55.700 autónomos, la mayoría de los cuales no han facturado ni facturan ni un duro.

Si, aunque fuera temporalmente, contaran a los afectados por ERTE como parados, la tasa oficial del 10,7% en la economía catalana superaría el 29%

El segundo bloque de afectados es el de comercio minorista y al por mayor y las reparaciones. En conjunto, son 130.000 personas en ERTE. La principal afectación relativa la está sufriendo la venta y reparación de vehículos, que tiene ni más ni menos que el 60% de los asalariados en ERTE. Ahora bien, en valores absolutos, el otro comercio minorista (excluido vehículos) sobrepasa los 56.000 afectados y el comercio al por mayor ronda los 49.000. O sea, un 27% de los asalariados. Si añadiéramos que seguramente una gran parte de los autónomos de este sector (hay 122.000) no han trabajado hasta ahora, la afectación global del estado de alarma en esta actividad es enorme.

Del resto de servicios perjudicados por la crisis hay dos que destacan por la elevada proporción de asalariados que no pueden trabajar: los servicios personales, donde el 59% de sus 36.400 asalariados están en ERTE (desconocemos, pero podemos intuir fácilmente, qué pasa con los 27.700 autónomos de esta actividad) y las actividades deportivas y de entretenimiento, que tienen el 61% de los asalariados sin poder trabajar.

Dos actividades más merecen ser comentadas, la educación y la sanidad, con gran presencia de empleados públicos, pero también privados. En la educación, que en teoría había continuado la actividad, hay 36.000 afectados por ERTE, un 22% de los asalariados, todo ellos del sector privado o concertado, no de la enseñanza pública. Y en servicios sanitarios, a la actividad (privada) también le ha repercutido el paro general de la economía, dado que cerca de 20.000 asalariados están actualmente en ERTE (un 11% de los empleados), a los cuales se tendría que añadir una cantidad no determinada, pero seguramente muy alta, de autónomos, que en este sector hay unos 20.000 más.

Todo ello, a base de cifras y a riesgo de resultar excesivo para el lector, ilustra la magnitud del problema del paro que estamos viviendo en estos momentos. Aunque oficialmente los ERTE no son parados, en la práctica lo están y cobran como tales. Y si, aunque fuera temporalmente, los contaran como parados, la tasa oficial del 10,7% en la economía catalana superaría el 29%. Ciertamente dramático, una crisis excepcional de consecuencias inciertas.