Con el fin de facilitar el ajuste de plantillas durante la crisis económica provocada por el coronavirus, el Estado ha optado por los expedientes de regulación de empleo (ERTE). Con un ERTE, al trabajador se le suspende temporalmente el contrato, cobra el paro aunque no haya cotizado el periodo mínimo y recibe el 70% de la base reguladora durante los primeros 180 días (50% después). No hay despido, sino suspensión contractual, de manera que cuando se acaba el ERTE se reincorpora a la empresa.

El Departament de Treball da información estadística diaria muy detallada sobre los ERTE en Catalunya. Cojo los datos publicados el día 12 de mayo (con informaciones hasta el día anterior) para hacer una especie de esquema del alcance de la crisis actual por segmentos de actividad económica.

Empezaré por la industria manufacturera, de modo que prescindo de agua, gas, electricidad y tratamiento de aguas y residuos. Para que sirva de referencia, cojo de base a los afiliados en el régimen general de la Seguridad Social a 31 de diciembre de 2019, que sumaban la cifra de 2.789.412 personas. Prescindo, por lo tanto, de los autónomos.

En total, a 11 de mayo de este año en la industria manufacturera catalana hay 139.848 trabajadores acogidos a la situación de ERTE, eso es un porcentaje del 34% del total de afiliados. Es decir, dos meses después de la primera declaración del estado de alarma, más de una tercera parte de la fuerza laboral industrial del país está parada. El porcentaje en cuestión da por sí mismo una idea de la magnitud de la caída del PIB industrial que lleva asociado el hecho de que tantos activos humanos no puedan trabajar.

La segmentación del impacto sectorial de los ERTE se puede hacer a nivel de 29 actividades diferenciadas, aunque me centraré en las más relevantes, tanto en términos absolutos (número de afectados) como relativos (peso de los ERTE dentro de cada sector), y también haciendo algunas agregaciones de actividades que resultan lógicas. Destacan ocho sectores, por varios motivos, que en conjunto suman a más de 110.000 personas de las cerca de 140.000 indicadas antes.

Dos meses después de la primera declaración del estado de alarma, más de una tercera parte de la fuerza laboral industrial del país está parada

En el primer lugar encontramos vehículos de motor, que cuenta con 33.000 trabajadores en situación de ERTE, ni más ni menos que un 83% del total de afiliados. Como se sabe, esta es una industria importante dentro de la estructura productiva catalana. La parálisis de actividad, hoy por hoy, se acerca a ser completa. Otra actividad muy afectada, que pertenece como el automóvil al sector de metal, es la de productos metálicos, que suma 16.600 personas en ERTE, un 36% del total de afiliados.

El sector textil, confección y calzado también está quedando muy tocado por la crisis sanitaria y con todas las tiendas cerradas. Concretamente, los ERTE suman 16.600 trabajadores, un 58% del total de empleados. Con una cifra parecida de ERTE figura el sector de la maquinaria eléctrica y no eléctrica e instalaciones, muy dependiente de la inversión. Pues aquí hay 16.500 personas en ERTE, cerca de una tercera parte del sector.

Hay tres sectores adicionales destacables por diferentes motivos: en primer lugar el de las artes gráficas, no sólo por las 6.400 personas en ERTE, sino también porque estas representan el 39% del sector, un porcentaje muy alto. El importante sector químico catalán no queda al margen de la crisis, suma 6.600 personas en ERTE y un porcentaje del 19% de sus empleados. Y finalmente, la industria que aparentemente estaba más cobijada de la crisis, la alimentaria, también tiene su cuota, 8.200 personas en ERTE, un 11% del total de sus empleados.

No hay duda de que los datos reflejan bastante bien el alcance de la inactividad económica en un sector tan importante como es el industrial y vienen a confirmar las estimaciones de caída del PIB que he aportado en otros artículos. Mañana seguiremos.