El mes de marzo del año pasado escribí un par de artículos en este mismo diario preguntándome si el Barça, que se define como "más que un club", era también "menos que una empresa". Los síntomas que tomaba de referente, sobre la gestión del club, hacían pensar que efectivamente era menos que una empresa. Ya sé que es una asociación deportiva privada sin ánimo de lucro, pero comparte con las empresas el modus operandi.

La reciente publicación de la Memoria Económica 2019-2020, que ha sido ampliamente analizada por los medios de comunicación estos días, aporta datos que vienen a certificar que el Barça en términos económicos se encuentra en una situación muy delicada, y que aquí no se llega de un año para otro, sino que viene de un proceso acumulativo. El impacto de la pandemia sobre las cuentas es alto, sí, pero no justifica más que una fracción del panorama que presenta el club.

Vaya por delante que no soy experto contable ni auditor. Me permito hacer una valoración de la situación actual a partir de las cuentas que se han presentado guiándome por el sentido común, por la experiencia personal de todas las empresas que he conocido, y por algunas consideraciones que me ha hecho un buen amigo culé.

Lo del Barça es una enfermedad que requiere una cura de caballo. La nueva junta tiene una cantidad ingente de trabajo por delante

Hay siete puntos que de manera sintética reflejan que el club, según criterios empresariales, se encuentra en una situación muy comprometida:

1. Los auditores de las últimas cuentas del Barça incluyen en su informe una nota relativa al principio de "empresa en funcionamiento", lo cual quiere decir que, a pesar de las cuentas que han auditado, asumen que el club continuará su actividad. Es una manera de poner en duda su viabilidad. Eso, en una empresa privada, sería un tiro de gracia definitivo.

2. El patrimonio neto se cuantifica en 35 millones de euros, sobre un pasivo de 1.474 millones, es decir, la capitalización del club es del 2,4% (para situar al lector, en la pyme catalana en 2018 esta ratio era del 53%).

3. Con las pérdidas del ejercicio pasado y las previstas para este año (unos 150 millones), el Barça se situará en la insólita posición de tener unos fondos propios negativos. Es decir, los recursos que utiliza el club son completamente externos.

4. En el activo, existe la sospecha fundada de que el valor de los activos intangibles (jugadores) están sobrevalorados. Una valoración realista (Coutinho, Dembelé, Griezmann...) haría aumentar considerablemente las pérdidas.

5. La cuenta de explotación da un poco de pánico, por no decir bastante. El club se acercó a la facturación de 1.000 millones (990 el 2018-2019), pero funciona con rentabilidad "0". Vendemos mucho, pero no ganamos ni un duro. Como dice un buen amigo, el secreto no es la venta, sino el margen. ¿Cómo puedes crecer sin generar recursos?

6. Relacionando la deuda a corto y largo con el ingreso (parecido a la ratio que conocemos sobre la economía de los países deuda pública/PIB) el valor es del 137%, es decir, se tendría que estar cerca de un año y medio operando y sin pagar a nadie (ni jugadores, ni empleados, ni compañía eléctrica, ni aviones...) para devolver la deuda. Al nivel de la deuda de los Estados Unidos (136%), superior a la española (117%), pero inferior a la de Japón (237%), pero una cosa es un estado y la otra un club de fútbol.

7. El coste salarial es del 75-80% del negocio ordinario, por encima de toda prudencia y de lo recomendado (en el sector) del 70% como mucho. Messi aparte, que es un caso único y que parece que aporta mucho más de lo que cuesta, el club sufre de aplicar unos sueldos estratosféricos.

Lo del Barça es una enfermedad que requiere una cura de caballo. La nueva junta tiene una cantidad ingente de trabajo por delante. Muchos sacrificios, lo principal es adelgazar la factura de nóminas (jugadores del primer equipo, empleados y directivos). Mucha negociación, con acreedores y con generadores de ingresos. Fijarse el objetivo de obtener beneficios, porque, con el fin de tener recursos propios no se convertirá en una SAD o no se pedirá a los socios que hagan aportaciones anuales de 1.000 euros durante 5 años, ¿verdad? Y política de fichajes: seguramente que hay que descansar en la cantera y en apuestas de futuro. ¡Ah!, y un sacrificio básico para los culés: paciencia, que todo esto no pasa de un día para otro antes de recuperar los tiempos de éxito.