"En España, el que resiste, gana."
Camilo José Cela

Es imposible comparar a Aznar con De Gaulle, pero, a su manera, el de las botas sobre la mesa del rancho lanzó también su L'appel al conocer el proyecto de ley de amnistía. "El que pueda hacer, que haga", dijo, simplemente, y aunque muchos han querido ver aquí una incitación a las protestas en Ferraz, yo siempre he pensado que iba con luces más largas. Los hechos dan la razón. Los múltiples comunicados contrarios a la amnistía de los funcionarios que sustentan la estructura del Estado son una respuesta clara a tal grito de resistencia. A él respondieron, queriéndolo o sin querer: el CGPJ, salas de gobierno del Tribunal Supremo y los TSJ, Audiencias, jueces decanos, todas las asociaciones de jueces y fiscales, abogados del Estado, técnicos comerciales del Estado, LAJ's, letrados de la Seguridad Social, procuradores, notarios, diplomáticos, inspectores de Hacienda, inspectores de Trabajo, interventores y auditores del Estado, cuerpos superiores de la Administración del Estado y Local, colegios de abogados, cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, asociaciones civiles y empresariales. ¿Saben lo que telegrafía en morse tal despliegue? Hagas lo que hagas, no estás solo. Todo el estado estructural te apoyará.

No hay duda de que se va a intentar por todos los medios truncar, impedir o al menos dilatar la aplicación de la ley de amnistía que aún debe ser tramitada. El sempiterno juez García-Castellón, al que nunca le arroba nada, el que ya lo intentó hasta con Pablo Iglesias, puso en marcha ayer la primera jugada elevando una exposición razonada al Tribunal Supremo para que sea éste el que impute por terrorismo a Puigdemont y Marta Rovira. No se crean que lleva malas cartas. El auto dictado coincidiendo con las negociaciones fue recurrido en apelación directa por la Fiscalía en unos términos muy duros que, en román paladino, se parecen mucho a lo que les conté. Ya sólo quedaba que la sala se pronunciara y, tal vez, hiciera caso al fiscal y mandara a esparragar al magistrado. No sé si algo así se huele, después de que el presidente del tribunal llamado a ver esas apelaciones le haya abierto un expediente gubernativo por haberse negado a tramitar sus recusaciones y haberlas resuelto él solo por sus gónadas toreras. Se masca tensión ahí y puede tener problemas.

Así que el juez que hace exactamente quince días explicaba que no podía soltar la competencia porque no había investigado todo y tenía que proseguir con las pesquisas antes de mandarlo al Supremo, nos dice ahora que no puede seguir, que esto es cosa de la sala segunda, que él no puede continuar si no quiere vulnerar derechos. ¿Qué es lo único que ha cambiado? Pues el recurso demoledor del fiscal, que el magistrado teme que sea aceptado, y que se traduzca en una orden de enviar la causa a Barcelona por desórdenes públicos. Hay malevolentes entre sus compañeros de tribunal que creen que debe estar bastante seguro de que la sala segunda le va a comprar el material, que no puede estar más averiado.

Este gobierno tiene dos frentes claros: los socios inestables y los jueces, que es el que Bolaños intentará reducir; no lo tiene fácil, muchas de las trampas serán tejidas con la delicadeza que sólo desde dentro de los tribunales es posible tejer

Les decía que no es mala jugada y sobre el papel no lo es en absoluto. El Supremo, para estudiar si se queda con la causa o no, puede tardar unos meses y, por otra parte, en caso de aceptarla y, una vez aprobada la amnistía, pretender presentar prejudiciales al TJUE, lo cierto es que abogaría por ellas la Fiscalía del Tribunal Supremo, los cuatro jinetes, que como sabemos no tienen problema en oponerse a las directrices de la Fiscalía General si no se lo ordenan por escrito. Tanto es así que ayer 18 fiscales penales del Supremo firmaron una carta criticando al fiscal general por no haberlos defendido de las acusaciones de lawfare. Con el fiscal de la AN, Miguel Ángel Carballo, las cosas no cursarían así en Luxemburgo. Sólo hay una pega y no es menor: la construcción jurídica de García-Castellón es una bazofia y no sé yo si la sala segunda es capaz de apechugar con semejante badajada. Tal vez, como la pretensión de ilegalizar a ERC y Junts, sea demasiado burdo como para que nadie con cierto criterio te lo compre, por muchas ganas que tenga.

"La cosa judicial, si se quiere, se puede enmarañar muchísimo", me decía ayer mismo un magistrado. Es lo que van a intentar; eso y ganar tiempo porque creen que será una legislatura corta y que aún pueden bloquear la aplicación real de la amnistía hasta que caiga el gobierno. No nos debería extrañar que empiecen a aparecer asociaciones o abogados que presenten querellas aquí y allá y que jueces de aquí y de allá las admitan a trámite. Ese es el único motivo que ha podido llevar al complejo paso dado por Bolaños a la hora de ponerse al frente del cotarro. Si la ley de amnistía derrapa a estas alturas, es todo el Gobierno y sobre todo él mismo y Sánchez los que derrapan. Sin intermediarios intentará bregar con las zancadillas que puedan ir apareciendo y controlar los informes que se envíen a los procedimientos europeos, más de cerca de lo que ha venido haciendo hasta ahora. Este gobierno tiene dos frentes claros: los socios inestables, incluido Podemos, y los jueces, que es el que Bolaños intentará reducir. No lo tiene fácil. Muchas de las trampas serán tejidas con la delicadeza que sólo desde dentro de los tribunales es posible tejer. Veamos qué hace ahora. Veamos si conserva al fiscal general y a la abogada general del Estado.

Será un pulso de gigantes difícil de seguir, porque se librará desde muchos puntos y con muchas derivadas y en el que no sólo harán jugadas los jueces sino también el gobierno. Todo ha empezado y nada es gratuito. En su toma de posesión, el flamante hiperministro Félix Bolaños no empezó con buen pie o acaso quiso marcar el terreno con feromonas. Justicia invitó a los representantes de las asociaciones judiciales, pero luego los dejó en la calle porque la sala estaba repleta con familiares e invitados del ministerio y no cabían todos. Los jueces pueden parecer hipersensibles con el protocolo, pero esto es una coz de inicio. Las trompetas de Jericó han sonado, aunque no tengo claro a quién aplastarán los muros al desplomarse.

La resistencia a la amnistía ha comenzado y no se va a disolver de pronto. Puede que los jueces hayan leído Manual de resistencia, no lo desestimen.