"Yo trabajo gratis". Seguramente el título de este artículo os puede parecer provocador, pero es la verdad de miles de mujeres de este país. Desde el pasado 8 de noviembre, las mujeres de Catalunya no cobramos. Y no lo hacemos porque la brecha salarial entre hombres y mujeres hace que a partir de este día ya hemos agotado el salario anual que recibimos en comparación con los hombres. Aquí las mujeres cobramos por término medio 20.325 euros, 7.123 euros menos que los hombres. Este dato al por mayor ya es duro por sí solo, pero tiene múltiples variables.

Esta brecha de género se agrava porque las mujeres nos encontramos fundamentalmente en empleos de calificación baja donde el salario también lo es. Y también es verdad que la diferencia de remuneración entre hombres y mujeres es mayor en las franjas salariales bajas. Pero uno de los elementos invisibles que distorsiona más estas cifras lo encontramos en los complementos salariales. El salario bruto está compuesto por el salario base más una serie de complementos, horas y pagas extras. El salario base mensual que cobran las mujeres es un 18,4% menor que el de los hombres para cubrir empleos más bajos y trabajar menos horas... Pero si añadimos los complementos salariales y otros "extras", la brecha aumenta hasta un 28,4%. Estos "extras" muchas veces se asocian a disponibilidad horaria, penosidad, etc., muy relacionado, con trabajos masculinizados y mucho más reconocidas.

Hay muchas más variables que afectan a esta brecha. Es mucho mayor en las pymes que en las grandes empresas, y también hay que destacar que la brecha al sector privado duplica la que hay en el sector público. En el privado es del 29,3% mientras que en el público es del 15%. Esta diferencia, en parte, se debe a la mejor definición y control de los procesos selectivos, promoción y remuneración que se dan en el sector público.

Sólo protestando, sólo exigiendo, pondremos la brecha salarial en la agenda. Es un tema de derechos fundamentales

Hasta aquí la radiografía de la realidad. De la cruda realidad, que año tras año no mejora. Sino al contrario. La reforma laboral la ha agravado. Por eso es más necesaria que nunca la aprobación de una ley de transparencia salarial que obligue a las empresas a hacer accesibles los salarios directos e indirectos, así como los criterios salariales y de promoción, con el propósito de luchar contra la desigualdad salarial.

Muchos países están trabajando con respecto a este tema. En Islandia, ya hace años que existe el Día Libre de las Mujeres para protestar contra esta injusticia, y hace poco se ha legislado para que las empresas de más de 25 trabajadores demuestren que la igualdad existe. Y Gran Bretaña también está impulsando una serie de medidas en este sentido.

Lo repito: "Yo trabajo gratis". Quizás os parece un escándalo, como debió parecer lo que hicieron aquellas islandesas que el año 75 hicieron huelga. Porque sólo protestando, sólo exigiendo, pondremos la brecha salarial en la agenda. Es un tema de derechos fundamentales. Y los derechos fundamentales se defienden en la calle, y se consiguen las mejoras poniéndolas en la agenda y cambiando las leyes.