Por fin sabemos en qué consiste exactamente la nueva política: en hablar de cuñados en el Congreso de los Diputados. Reconozcamos que, como aportación, es muy próxima al ciudadano (y a la ciudadana).

Pasó el miércoles en el pleno, cuando Pablo Iglesias le dijo a Albert Rivera que era un cuñado. Concretamente del PP. Y eso provocó que entre el uno y el otro se produjera un ir y venir de cuñadismo. "Tú más cuñado que yo". "No, tú más". O sea, mientras en nuestro Parlament hablamos del capteniment (en cada pleno sale la palabrota) o de romper una lanza (también acaba apareciendo), allí la política se acerca al lenguaje que lo rompe en la calle. Sí, porque el concepto de moda es el del "cuñado". Ahora todo es cuñado.

Según mi asesora en nuevos conceptos, el cuñadismo vigente etiqueta al personaje como alguien que sabe de todo, pero en el peor sentido de la palabra, cosa que lo convierte en un pesado repelente. 

Cuñado es quien, cuando te compras una nevera, te dice que aquella marca y aquel modelo no valen nada, que él tiene la buena y que, además, se lo ha comprado en un sitio que están súper baratas y que parece mentira que hayas pagado lo que has pagado por aquella mierda. Ah, y que la has instalado en el peor lugar de la cocina porque allí no será eficiente y que, además, tienes la comida mal colocada. 

El cuñado es quien te incluye en un grupo de whatsapp donde no conoces a nadie (de hecho, ninguno de los teléfonos que aparecen lo tienes en la agenda) y que puede acumular 170 mensajes inútiles y sin ningún interés (incluidos gifs, fotos y emoticonos) en sólo medio minuto. 

El cuñado es quien te dice: “yo, al Delta de l'Ebre, desde BCN, me planto en una horita. Ah, y si quieres comer un buen arroz, me lo dices, porque yo aquello me lo conozco como la palma de la mano y te recomendaré un sitio. Dices que vas de mi parte y comerás un arroz que en tu vida...”. Y cuando vas, tú tardas una hora cuarenta minutos y el restaurante ahora es un japonés a cargo de una familia china que hasta hace un mes tenía un bazar en El Pertús.

El cuñado es fan de Simeone "porque pone en el campo aquello que hay que poner". 

El cuñado, eso de los papeles de Panamá ya lo sabía desde hace tiempo porque tiene contactos con el grupo de periodistas que lo han publicado.

El cuñado conoce a un gestor baratísimo que te hace la renta que siempre te sale a cobrar.

El cuñado conoce un dentista que vale la mitad.

El cuñado sabe de un taller mecánico donde los recambios y el neumáticos también valen la mitad.

El cuñado conoce a un tipo que es amigo de uno que trabaja en el ayuntamiento que hace que tu expediente suba en el orden que hay en la cubeta. 

El cuñado entiende de informática, de coches, de todo el que tenga que ver con aparatos electrónicos (desde televisores a teléfonos), de modelos de bicicleta, de zapatillas para ir a correr, de ofertas de bancos donde no te cobran comisiones... Y no sólo es el que más sabe de todo, sino que él siempre tiene lo mejor de todo y lo compra a precios prácticamente regalados.

Vaya, que el cuñado podría haber estado presente este jueves en la reunión para decidir si en Madrit (concepto) hay pacto de gobierno o repiten las elecciones. Y teniendo en cuenta su currículum...