A medida que la economía pierde impulso, los riesgos geoestratégicos adquieren una mayor relevancia. La cercanía del 1 de marzo, fecha límite para una solución negociada entre EEUU y China sobre sus amplias diferencias en materia comercial, así como la situación de alta tensión en Venezuela, donde Rusia es aliada del gobierno de Maduro frente a Donald Trump, han expuesto a los mercados a una seria corrección. Sin embargo, las bolsas europeas se han situado en máximos en cuatro meses, mientras en Wall Street el Dow Jones acariciaba los 26.000 puntos, y el S&P, a su vez, la cuota cuasi infranqueable de los 2.800.

Algo tan sorprendente recuerda a lo ocurrido el 11 el setiembre de 2001, con el ataque a las Torres Gemelas de Nueva York, crisis que suscitó una reacción al alza en Wall Street.

El sentimiento y los datos de que la economía global está cercana al fin de ciclo ha suscitado inquietud entre los inversores, una parte de los cuales se han alejado de los parquets.

Los oportunos comentarios de Mark Carney, gobernador del Banco de Inglaterra (una de las pocas instituciones, junto con la Corona, que se han salvado del lamentable espectáculo del Brexit), sobre la "delicada situación" de la economía internacional han servido para superar el difícil momento.

Para Mark Carney, aunque hay bolsas de riesgo y el crecimiento global se está desacelerando, la combinación de respuestas de políticas macroeconómicas (monetarias y fiscales) sugiere que es más probable que el crecimiento se estabilice cerca de esta nueva y modesta tendencia.

Una novísima normalidad que lleva a la Comisión Europea a esperar para la zona euro un crecimiento del 1,3% en 2019, por debajo del 1,9% previo. Las considerables rebajas en la evolución de Alemania (1,1%) e Italia (0,2%) han contribuido a ello.

Para contrarrestar este bache, Benoît Couré, miembro del consejo ejecutivo del BCE, dijo que Mario Draghi está barajando una nueva ronda de financiación barata a largo plazo a la banca para reanimar la economía.

Por su parte, la Reserva Federal ha decidido el miércoles parar la limpieza de sus balances sobrecargados por compras de deuda pública y privada (que llegaron a 4,3 billones de dólares a finales de 2014) y esperar a un mejor momento.

A los estímulos monetarios se han sumado noticias prometedoras en el área del comercio internacional días después de que la Organización Mundial del Comercio (OMC) informara de su retraimiento. En concreto, se ha filtrado que EE.UU. y China han comenzado a definir los compromisos sobre las cuestiones más problemáticas en su disputa comercial y más allá. Se han abordado aspectos centrales como la transferencia forzada tecnológica, robos cibernéticos, derechos de propiedad intelectual, servicios, agricultura, divisas (como la estabilidad del yuan) y las barreras no arancelarias al comercio.

La "situación delicada" de la economía puede acercar a una solución cooperativa entre EE.UU. y China porque a ambos les permitiría avanzar. Eso es lo que barajan los mercados, si bien, al cierre de las bolsas el viernes, aún estaba pendiente el resultado de las movilizaciones anunciadas por Juan Guaidó ante los cuarteles venezolanos. La volatilidad en los mercados no está descartada.