Se temía lo que podía pasar esta semana si la marcha de las empresas se sumaba al oscuro panorama económico dominante. Pero entre la banca americana (que abría la temporada de presentación de resultados correspondientes al tercer trimestre) y "el gran acuerdo" (Boris Johnson dixit) del Brexit levantaron el ánimo general cuando más era necesario.

En Wall Street, los bancos marcaron el nuevo compás con el JP Morgan Chase & Co actuando como el valor clave de la recuperación bursátil. Su presidente, Jamie Dimon, señaló que "el consumidor se mantiene estable con un crecimiento en los salarios y el gasto, combinado con sólidos balances y bajos niveles de desempleo" (el 3,4%). El primer banco de EE.UU. mostró unos beneficios de 27.911 millones en los nueve primeros meses del año.

Goldman Sachs, Citigroup y Wells Fargo no lograron superar sus niveles de ganancias anteriores, pero sí consiguieron superar las expectativas de los inversores, empujando al alza al Dow Jones.

La fortaleza del sector financiero americano permitió además mitigar el efecto del "debilitamiento sincronizado" que anunció el FMI, que redujo la perspectiva del crecimiento global al 3% en 2019, si bien mostró más optimismo respecto al 2020, donde espera una expansión del 3,4%, con lo que alejaba la perspectiva de una recesión a medio plazo.

No eran las doce del mediodía del jueves cuando Boris Johnson deshacía el negro panorama que se presentaba con un Brexit sin acuerdo anunciando un acuerdo con la Unión Europea, en buena parte gracias también a la extraordinaria mediación de Michel Barnier, responsable desde Bruselas de llevar a buen término este envenenado dossier. El presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, confirmó el apretón de manos.

Si estos hechos y circunstancias contribuyeron a airear el ambiente, los malos datos de China devolvieron la circunspección en el entorno económico. El primer ministro chino, Li Keqiang, se mostró en Pekín inquieto ante la alta posibilidad de no lograr los objetivos de crecimiento para este año debido a una desaceleración económica más profunda de lo esperado en medio de una semiguerra comercial con Estados Unidos. "La presión a la baja sobre la economía está aumentando continuamente, y muchas entidades económicas están luchando en medio de la débil demanda interna", dijo Li. La inversión en activos fijos y está disminuyendo el gasto del consumidor. La estrategia de Xi Jinping de sustituir las exportaciones como motor de la actividad en beneficio del mercado interior no termina de funcionar. 

El stress de Li Keqiang se reveló cuando aconsejó a los gobernadores de cinco importantes provincias que exijan a los funcionarios fortalecer su "pensamiento básico", término que forma parte de la jerga del Partido Comunista referida a la necesidad de considerar el peor de los casos.

Dada la problemática coyuntura, el portavoz del Ministerio de Comercio chino dijo el jueves que Pekín espera alcanzar un acuerdo por etapas con EE.UU., lo que ayudaría a restaurar la confianza del mercado. La correlación de fuerzas entre Oriente y Occidente está cambiando.