China abrió el camino con la nueva Ruta de la Seda, cuyo propósito fue arrojar al basurero de la historia la antigua y polémica globalización liderada por Occidente, según Harold James, profesor de Princeton. Estamos entrando en una nueva era de la "competencia de las grandes potencias", como la describe Washington. En esta fase, la economía se mezcla cada vez con más agendas de políticas exteriores. La Unión Europea no quiere perder el tren. Y no solo ella.

Escuchen al ministro de Economía francés, Bruno Le Maire: "Europa puede desaparecer. No el mercado único, sino el proyecto político. Las fuerzas de ruptura nunca han sido tan fuertes desde el Tratado de Roma de 1957: están surgiendo tensiones internas entre los estados miembros de la Unión Europea, mientras que el Reino Unido ha decidido abandonar la Unión. Pero sobre todo, la confrontación de EE.UU. y China, cuyo dominio de la tecnología y de las financieras nos supera. Es hora de que Europa afirme también su poder. El de un continente rico en la diversidad de sus naciones, con fronteras reales. Una potencia tecnológica, que favorece la creación de campeones industriales, capaces de capacitar a cientos de millones de europeos. Europa debe definir un proyecto político y asertivo, el siglo XXI, como un nuevo imperio". Así lo enuncia en su libro que está llegando a las librerías y cuyo título es Le Nouvel Empire.

En Europa, las próximas elecciones de mayo serán testigo de una confrontación entre "nacionalistas" y europeístas de cara a definir la dirección que tomará la UE

En Alemania, Angela Merkel ha apelado a los europeos a tomar el destino en sus manos. Y ha dado su apoyo a la creación de un fondo de 13.000 millones de euros para reforzar el capítulo de la defensa.

Francia y Alemania se otorgaron recientemente en París el papel de representar al continente y negociar con el presidente Xi Jinping las relaciones con China. La UE ha declarado recientemente al Imperio del Centro como "rival sistémico", al cual se ha sumado Italia a través de la Ruta de la Seda.

En Europa, las próximas elecciones de mayo serán testigo de una confrontación entre "nacionalistas" y europeístas de cara a definir la dirección que tomará la UE, si bien el peso industrial y económico de los grandes países (el viejo eje franco-alemán) serán los que probablemente marquen el camino que parece hoy ineludible.

No sólo es China la que domina el nuevo panorama, es también Rusia, con su elevado poder militar y presencia en lugares tan lejanos de sus fronteras de influencia tradicionales como en el caso de Venezuela e Irán, que en Oriente Medio ha trazado largos pasillos ―Irak, Siria, Líbano― para reforzar su predominio regional.

Hasta tal punto el mundo de los imperios empieza a ser omnipresente, que en medios económicos y diplomáticos se está barajando la posibilidad de que tras el triunfo electoral de Netanyahu, el primer ministro israelí y Trump preparen una estrategia para abarcar el conjunto del área de Oriente Medio acompañados en la distancia de Arabia Saudí y su petróleo. El plan de paz que va a presentar en breve Washington revelará lo que se prepara en una zona que ya ha entrado también en la era de los imperios.