Dice Miquel Iceta que el catalán sólo tiene un peligro y es el peligro de la instrumentalización política independentista. Como si no hubieran exterminado los territorios monolingües en catalán, siempre en beneficio del español y de los territorios monolingües en español, como si no se hubiera destruido la frágil ecología de nuestro idioma, preservada desde la Edad Media. Como si el conflicto político actual no fuera una guerra de exterminio de la diversidad cultural española en beneficio único y exclusivo de la lengua y la cultura castellanas que, por expansionismo histórico, cainita, han usurpado abusivamente el apodo de españolas. “Si eres español, habla en español” proclamaba la propaganda franquista, una sentencia hoy plenamente vigente. Una sentencia que demuestra que si hay instrumentalización política de algun idioma es la que practica el gobierno de Madrid con el idioma castrense de los caballeros castellanos. Le recordaba Antonio de Nebrija a Isabel la Católica que “siempre la lengua fue compañera del imperio, y que de tal manera lo siguió, que juntamente començaron, crecieron y florecieron, y después junta fue la caida de entrambos”, en referencia a los grandes imperios de la antigüedad y la renovada idea imperial e imperialista que Castilla adoptó ya mucho antes del descubrimiento de América. Desde el siglo X los reyes de León inauguran la moda de titularse emperadores de España entera (Imperator totius Hispaniae), subrayando el expansionismo tradicional del ámbito castellano, tan terco. De hecho, en la Edad Media, los castellanos eran conocidos en toda la Península por el rechazo que tenían a hablar otras lenguas. Nebrija recomienda a la reina que el castellano sea lengua de imposición encima de “los pueblos bárbaros y las naciones de peregrinas lenguas”. Las lenguas no son nunca sencillos instrumentos sino útil ingeniería social para construir y consolidar un poder, que en España es el castellano, siempre el castellano. Cuando alguien decidió ceder y realizar sólo en español el famoso juicio del Tribunal Supremo al procés, no hacía sino confirmar las ideas que Nebrija ya preveía en el siglo XV con gran astucia, ya que a través del castellano “recibieran las leyes que el vencedor pone al vencido”.

La dictadura de Primo de Rivera usó los mismos argumentos que Miquel Iceta, suprimió la autonomía política y prohibió el catalán. Sin ninguna declaración de independencia previa. Sin 6 de octubre previo. Supimos ayer que Mariano Rajoy pensaba aplicar el 155 tanto si Puigdemont convocaba elecciones como si no las convocaba. Es la historia de siempre. La represión españolista no es consecuencia de una política catalana equivocada. La represión españolista es la constante de la política de Madrid. En marzo de 1924 un grupo de 118 escritores castellanos, entre los que destacan Federico García Lorca, Gregorio Marañón, Ramón Mendéndez Pidal, José Ortega y Gasset, Fernando de los Ríos, Ramón Gómez de la Serna o Ramón Pérez de Ayala, solicitan al Directorio Militar que se frene la persecución política contra la lengua catalana. Les hicieron el mismo caso que hoy hacen a la ONU sobre las detenciones arbitrarias. La represión es una razón en sí misma y busca pretextos, se inventa pretextos para actuar. Con 100.000 pelotas de goma que se ve que la policía se ha comprado ahora. Pelotas ilegales en Catalunya pero que piensan emplear igualmente porque para eso somos una colonia.