El turismo no es sólo la principal industria de Barcelona: también es la primera o la segunda del mundo, rivalizando con la automoción. Más allá de la desconfianza que la actividad económica del turismo despierta en algunos sectores de la población, lo cierto es que las grandes ciudades de Europa y del mundo, las que tienen una personalidad más marcada y atractiva, como París, Londres, Roma, Nueva York, San Francisco, Río de Janeiro o Tokio son, al igual que lo es Barcelona, destinos turísticos de primer orden. Es una evidencia. Barcelona es una ciudad turística ya que su fuerte personalidad y su indiscutible belleza la han convertido en un referente mundial. Muchas ciudades lo intentan ser pero pocas lo consiguen, no se puede negar. Esta es una realidad que genera mucha riqueza y bienestar para los barceloneses y para los catalanes en general.

El turismo también genera inconvenientes y deben ser compensados con fuertes inversiones en equipamientos y servicios que beneficien a la población que debe convivir con el turismo. Barcelona tiene un modelo único en el mundo, porque combina lo público con lo privado. Los intereses particulares y legítimos que armonizan con los intereses colectivos que representa la Administración: este es el modelo Barcelona que ha dado tantos éxitos en nuestra ciudad, capital de Catalunya. Pero parte de las enormes ganancias del turismo deben servir para financiar las ganancias del futuro. Es en este sentido que es necesario que Barcelona sea no sólo la capital del gótico y del Modernismo. Debe ser la capital del turismo del futuro, el que pueda ofrecer un valor añadido.

Sin valor añadido no hay actividad económica que tenga un futuro seguro ni previsible. Para ello sería necesario incentivar empresas que generaran riqueza en diversos sectores y que trabajen juntas para mejorar el atractivo turístico de Barcelona. Un clúster de ecosistema tecnológico vinculado al 22 @ que aglutine hoteles, restaurantes y agencias de viajes podría ser una notable iniciativa. Un clúster que permitiera a nuestra ciudad liderar los servicios tecnológicos para el sector turístico. Convertirse en la capital del turismo del futuro, si es que esto quiere decir algo ¿qué proyecto mejor se puede tener para Barcelona? El futuro es una realidad que se mantiene siempre en excelente perspectiva porque siempre está aún por llegar y siempre puede ser idealizada.