El domingo pasado, con la colaboración de La Razón, Enrique López (consejero de Presidencia, Justicia e Interior de la Comunidad de Madrid y secretario de justicia y administraciones públicas del PP) hizo un Cosidó. Es decir, se jactó de tener detrás la mayoría de la carrera judicial. O lo que es lo mismo: el PP es, también, el partido judicial. Ya no se trata sólo de controlar la sala segunda ―y la del art. 61―, por detrás, como el charro proclamó en su famoso e impune whatsapp del 17 de noviembre del 2018.

El mensaje de la portada mencionada, se mire como se mire, es mucho más que gravísimo. De entrada, López también es juez, ahora en excedencia, pero juez de formación y de ejercicio. De un ejercicio demasiado próximo al PP, tanto que sus propios compañeros de la Audiencia Nacional, junto con otra proximísima magistrada, Concepción Espejel, lo apartaron de los juicios de la Gürtel por posible falta de imparcialidad. Su relación con el PP parecía más que promiscua, en el tiempo y en la intensidad. Proximidad que quedó acreditada una vez más cuando fue nombrado magistrado del TC a propuesta del Gobierno (del PP), mandato, sin embargo, corto por causas etílicas.

Sea como sea, según López, el PP tiene el apoyo de la mayoría de la carrera judicial. En primer lugar, el término carrera es claramente corporativista y elitista. Carreras en España sólo hay tres así autodesignadas: la diplomática, la judicial y la fiscal. Tres cuerpos de élite, cosa que no casa muy bien con servidores públicos en una sociedad democrática. En este contexto, pues, manifestar que se tiene el apoyo de la carrera judicial quiere decir que el partido de los jueces, los de verdad, los que se consideran jueces de la carrera, los pata negra, es el PP.

Manifestar que se tiene el apoyo de la carrera judicial quiere decir que el partido de los jueces, los de verdad, los que se consideran jueces de la carrera, los pata negra, es el PP

Ser el partido judicial de la carrera judicial tiene alguna pega además. Así, ¿es de todos los miembros, de los más de 5.000 jueces y juezas en activo en España? ¿López se lo ha preguntado? ¿O confunde los que piensan como él, muchos, pero no tantos ni mucho menos los que él publicita, es decir, la mayoría? Esta proclama ni siquiera vale para la Asociación Profesional de la Magistratura, la asociación más afín al PP. Ni hablar de Juezas y Jueces por la Democracia, ni de la Asociación Francisco de Vitoria ni del Foro Judicial Independiente. Sin contar el colectivo de los no asociados, colectivo renuente a la política casi visceralmente.

De hecho, al día siguiente, las cuatro asociaciones judiciales se desmarcaron públicamente de las declaraciones del responsable del área de justicia pepera. Rechazaron cualquier intento de instrumentalización partidista. También es cierto que, posiblemente en nombre de la unidad en la firma del comunicado, no se pidió la dimisión de López. Ni al PP nadie se lo ha pedido, ni él ha esbozado un intento de hacerla.

O sea que la afirmación de López podría encuadrarse dentro del aparte de las fanfarronadas a las cuales algunos políticos, flojos de mandíbula, son cansinamente proclives. Si fuera eso, siendo grave, no sería lo más grave que en política y en política judicial ha hecho y hace el PP. Estamos ante el intento de presentar el PP como el partido de los jueces y magistrados. Gravísimo.

¿Cuál es la finalidad de poner de manifiesto esta conexión, cuando menos particular, de algunos? Esta no es otra que obtener ayuda ―a estas alturas intento frustrado― en la pretensión de desbancar del poder al PSOE. Para el PP, el PSOE sanchista encarna lo peor de la España contra la cual ellos luchan. Desde su casposa concepción de la España eterna, anterior por definición al alba de los tiempos, el actual gobierno no es más que una coalición de socialcomunistas que, con el fin de mantenerse en el poder, pactó, ha pactado y seguirá pactando con los terroristas y los separatistas, que no harán más que una venta de España en el rastrillo político.

Eso es lo que hay detrás del titular de la portada del domingo pasado del diario de Planeta: el intento de manifestar una alianza de hierro entre los sectores más reaccionarios ―Vox, como las sentencias del TC sobre el estado de alarma demuestran, está invitado― políticos y judiciales. Es, en definitiva, un anuncio de que el "a por ellos" va contra todo lo que se mueve. El procés, aviso a navegantes, podría ser un aperitivo. Algunos lo desean con todas sus fuerzas.