El lunes empieza la vista oral contra el jefe del Mossos d'Esquadra el mayor Trapero y otros cargos de la policía catalana. Nos centramos en él como epítome del castigo injusto, como el que ya ha sufrido —y también sus compañeros de banquillo— es más que una pena: es un intento de cruel humillación vengativa. Todos sabemos por qué.

Para abrir boca lo acusan de rebelión y sedición, de los dos delitos a la hora, no alternativamente. De los dos delitos. Aunque la sentencia del TS condenara por una sedición sin alzamiento, delito inexistente, el Fiscal no ha movido, veremos el lunes, ni una letra de su escrito de acusación.

No debemos olvidar que uno de los fiscales acusadores es Pedro Rubira. Este miembro de la Fiscalía, cuando se discutía la competencia de la Audiencia Nacional para juzgar las implicaciones del procés, espetó aquello de "¿Puede haber imparcialidad y serenidad si la causa de rebelión y sedición se manda en Catalunya?". Hubo revuelo, descontento, un duro comunicado de la Sala de Gobierno del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Catalunya, un desmentido de la Fiscalía y... nada más. Hay que recordar que Rubira es el único de los llamados fiscales indomables de la AN que continúa en activo. Antes y ahora, como se puede apreciar, es un finísimo jurista, un ejemplo a seguir como muestra de la legalmente inexistente independencia que algunos, fiscales incluidos, reclaman para la Fiscalía. ¿Con fiscales así, quién no quiere considerarles independientes, digan lo que digan las leyes?

Pero la cosa no se detiene aquí. El 14 de marzo, delante del TS, Josep Lluís Trapero, a pesar de estar procesado por la AN, declaró sin reservas y con la dispensa legal de hacerlo, en el juicio al procés. Todos recordamos su última concluyente y sorpresiva manifestación: Los Mossos tenían un dispositivo para detener al presidente Puigdemont y su gobierno si recibían la orden oportuna, cosa que comunicaron a la Fiscalía y al TSJ de Catalunya.

¿Sorpresiva manifestación? No para todo el mundo. La Fiscalía sabía que eso lo había declarado meses antes delante la jueza de instrucción de la AN, la jueza Lamela, ahora ascendida a magistrada del TS. A pesar de ser conocedor de ello el Ministerio Fiscal no le preguntó nunca al mayor sobre eso. Esta, sorpresa parcial, pues, fue como consecuencia de la única pregunta directa que formuló al presidente del Tribunal y que remachó el abogado Melero. Quedó grabado en nuestra memoria; a fuego, incluso.

¿Cómo puede ser que ninguno de los cuatro jinetes de la Fiscalía hiciera esta pregunta? ¿Cómo es posible que el fiscal Zaragoza, generalísimo de la Fiscalía, olvidara hacerla, conociendo como conoce la Fiscalía todas las actuaciones del procés, ya que es la impulsora?

No es un olvido. Es una pura artimaña para intentar esconder un hecho muy relevante. Es decir, es una fractura del principio de la buena fe procesal y más en una autoridad, el fiscal, que "tiene como objetivo promover la acción de la justicia en defensa de la legalidad, los derechos de los ciudadanos y el interés público protegido por la ley, de oficio o a petición de los interesados" (art. 124. 1 Constitución), precepto que desarrollan los artes. 6 7 y de su Estatuto Orgánico.

Una Imposición y un deber inexcusable que no es nuevo. La centenaria Ley de enjuiciamiento criminal, en su importantísimo art. 2, también afecta y muy directamente al Ministerio Fiscal: "Todas las autoridades y funcionarios que intervengan en el proceso penal se asegurarán, dentro de los límites de su competencia, de consignar y apreciar las circunstancias por lo tanto adversas y favorables al presunto reo ...".

Hasta ahora de la Fiscalía en su actuación en los juicios relativos al procés no podemos decir que haya practicado, cómo habría que esperar de una institución primordial en un estado social democrático de derecho, sus características normativas. Más bien se ha empeñado, adecuadamente coreada, en predicar una nota que escasea: la independencia. No la tiene porque un cuerpo jerárquico no es independiente por naturaleza. Y, por si no vale eso, no consta en ningún sitio.

Veremos qué versión de la Fiscalía nos espera a partir del lunes.