¿Quién le iba a decir a Vladimir Putin, verdad? De macho alfa que le rompía la cara a los osos a puñetazos ha pasado a ser una especie de goma elástica que sirve para todo. Igual lo usan para hacerse una cola en el pelo, para atar un pollo, para dejar de hablar de la COVID (que después de dos años con nosotros las veinticuatro horas del día, en seis días ha desaparecido de nuestras vidas), para resucitar la popularidad de Joe Biden (se ve que -por fin- alguien ya le ha dicho que es el presidente de los EE.UU.) o -hoy mismo- para tapar los asuntos económicos de Emérito I. Pobre Vladimir, como nos tenemos que ver por culpa de los delirios zaristas de un león de circo que no se había dado cuenta que estaba desdentado y sufría halitosis y que ha aparecido en medio de una actualidad que corre tanto que no la podemos seguir.

Mientras ahora todos miramos a Kíiv y a Moscú, nada por aquí y nada por allí, y, ¡patapam!, han desaparecido tooodas las investigaciones relacionadas con las actividades económicas de Emérito I. Delante de nuestros ojos, una clase de primero de aprovechamiento de atención de la opinión pública para colocarte mercancía averiada. Como todo el espacio mediático lo ocupa en exclusiva la invasión de Putin, qué mejor momento que ahora para hacer público el archivo de unas investigaciones que han durado dos años. ¿Podían haberse comunicado la semana pasada? Sí. ¿Dentro de dos? También. Pero, casualidades de la vida, aparecen hoy. Entrañable.

¿Y dicen que dice la Fiscalía General del Estado? Pues no hay indicios de delito, pero sí irregularidades. ¿Cuáles? Bien, pues Emérito I escondió dinero fuera de España y no lo declaró a Hacienda, una cosa que es un poquito fea, ciertamente. Ah, y otro pequeño detallito consistente en que durante treinta y ocho años (¡TREINTA Y OCHO!) "se lucró con fondos ajenos a su retribución como jefe de Estado" peeero... como todo esto sucedió antes del año 2014... que usted lo pase bien y buenas tardes porque anteriormente a esta fecha él era Rey y, por lo tanto, inviolable. Y nos hemos quedado como cuando haces un rasca-rasca y después de conseguir sacar aquella especie de pasta de encima del cartón te aparece el mensaje "No ha sido premiado. Vuelva a probar suerte".

Naturalmente, ni hablar de investigar cómo se lucró y de qué "fondos ajenos" estamos hablando. ¿Qué hacía? ¿Robaba mandarinas en un puesto del mercado más próximo a La Zarzuela y después las revendía entre sus escoltas? ¿Se quedaba con el cambio del dinero que le daba la Reina Sofía para ir a comprar el pan? ¿Tomaba algunas monedas de las huchas de sus hijos haciendo palanca con el cuchillo jamonero? ¿Iba a la capilla del Palacio y despistaba parte de las limosnas?

Aunque todo eso haya prescrito por la gracia de Dios, estaría bien saber cómo conseguió lucrarse este hombre. Básicamente porque ya que es el Rey que nos dimos entre todos (todas y totis) ahora, justo acabando la pandemia -parece- y en plena invasión putinista, sería un momento excelente para que él nos devolviera este "entre todos" dándonos la receta para ahora lucrarnos nosotros.

Total, que por tricentésima octogésima vez (como por decir una cifra) reaparecen las tres palabras mágicas: "ya puede volver". La duda es si lo hará actuando como Rey de antes de abdicar o como Emérito de después. Vaya, que sería interesante saber que saber si viene con intención de seguir lucrándose o no. Porque en caso afirmativo, entonces sí que -definitivamente- haré caso a estos anuncios con que me bombardean cada día y me pondré una alarma en casa. O mejor, dos.