Doce periodistas han sido citados como investigados (aquello que antiguamente llamaban imputados) por el juzgado de instrucción número 41 de Madrid. La cosa va de las famosas filtraciones del sumario de los siete CDR encarcelados acusados de terrorismo y que era secreto. Los periodistas trabajan en El Mundo, El País, ABC, El Confidencial, La Vanguardia, El Español, la Cadena Ser y RTVE. Hoy la fiscal general del Estado, María José Segarra, ha anunciado que estudian impugnar la resolución amparándose en "la defensa del derecho a libertad de transmitir información y opinión veraz". Sobre la cuestión, varias cosas que decir:

Primera cosa: Hay filtrados, que son los periodistas que reciben la filtración, y filtradores, que son los que filtran la filtración. O sea, la filtración va de A a B y si no hay A no puede haber B. Quien comete el delito, sin ningún tipo de discusión posible, es quien dispone de un documento que un juez ha decretado como secreto y lo pasa a otras personas ajenas a la administración de justicia.

Segunda cosa: Los periodistas no entraron de noche en el juzgado correspondiente y robaron el sumario sino que se lo proporcionó alguien de dentro. Y la prueba es que todo el mundo publicó el mismo contenido. Como que tampoco hay muchas personas del estamento judicial que tuvieran acceso a este sumario, es muy fácil saber quién fue. Solo hay que buscar.

Tercera cosa: Todos sabemos por qué filtraron el sumario. El objetivo era proporcionar a ciertos medios un titular que tuviera influencia en las elecciones, intentar ensuciar la imagen del actual president de la Generalitat y del president en el exilio y reforzar una cierta idea de violencia generalizada.

Cuarta cosa: Los periodistas investigados publicaron lo que les filtraron sin cuestionarse que quizás no era cierto y sabiendo qué efectos pretendía conseguir quien se lo filtraba. Sin embargo, decidieron publicarlo.

Quinta cosa: Se critica la imputación de los periodistas invocando la libertad de expresión y la "información valiosa y veraz". Me libraré muy mucho de poner NUNCA la mano en el fuego por ninguna información "veraz" que venga de un sumario elaborado por vaya usted a saber quién y en base a vaya usted a saber qué informaciones que, en todo caso, son hipótesis no probadas.

Sexta cosa: ¿Teniendo la experiencia de otros sumarios basados en informes claramente falsos y en falsedades, los medios de comunicación no deberíamos ser más cuidadosos al publicar según qué de una manera acrítica? Y más sabiendo que la parte que te filtran, precisamente te la filtran buscando un objetivo.

Séptima cosa: ¿Los medios de comunicación tenemos que colaborar con el tráfico de información proveniente de las cloacas del Estado? ¿Aunque esta información, en algunos casos, sea cierta?

Octava cosa: ¿Alguien ha pensado en la indefensión de quien sufre la filtración? Pregunto a los filtradores y a los filtrados: a usted le gustaría ver su nombre en un titular que lo acusa de un delito y sin poder defenderse porque está detenido. Un delito que alguien afirma que usted ha cometido, que puede explicar hechos ciertos, probables o supuestos y que está bajo secreto de sumario. ¿No, verdad? Pues a los afectados en este caso y en otros, tampoco.

Novena cosa: El otro día un compañero de profesión me preguntó en una tertulia televisiva si publicaría los fragmentos de un sumario secreto que me filtraran. Mi respuesta categórica fue "NO". Quizás hace unos años habría tenido dudas, ahora tengo claro que no colaboraré en arruinar la vida de alguien que quizás es inocente o de un culpable que también tiene unos derechos.

Décima cosa, y última: Una cuestión diferente, y sobre la cual quizás llegaría a tener dudas, sería acceder a la totalidad del sumario y ser yo quien escogiera lo que publico y lo que no, siguiendo un criterio propio. Y, naturalmente, tras hacer algunas comprobaciones.