Deberían ponerla en todas las entradas de España. Las que se hacen por carretera, avión, barco o patera. Allí, muy a la vista. Efectivamente, usted ya lo ha adivinado y me estoy refiriendo a situar en cualquiera de los accesos al Estado unas inmensas fotos del juez Llarena. Y debajo, unas letras de neón de colores con la frase: "Empleado del año". Para aclarar y recordar a todo el mundo que vaya (o que vuelva) para quien trabaja este señor.

Porque claro, el señor Pablo Llarena Conde (por cierto, un año más joven que un servidor) està donde está y haciendo lo qué hace porque forma parte de una SL que se llama Estado español. Y como empleado que es de esta empresa, este señor está donde está para hacer exactamente el trabajo que está haciendo, que es el que le toca. Ni más ni menos. Y si no lo hiciera, no sufra que ya no estaría donde está. Y si no que se lo pregunten a Baltasar Garzón, con todo sus errores, que cuando quiso rascar donde no tocaba fue eyectado a la velocidad de la luz. O a Elpidio Silva.

Y, a veces, esto lo olvidamos. Esto de quien trabaja para quien y para hacer qué, quiero decir. Y es muy importante recordarlo. Por eso España contratará un bufete de abogados para que asista legalmente a Llarena en Bélgica durante la vista del día 4. ¡Sólo faltaría!

Y si fuera, que no irá, el Estado, si hiciera falta, contrataría majorettes para que lo acompañaran del aeropuerto al juzgado. Y alquilaría a la filarmónica de Móstoles para que amenizara el recorrido. Y pintaría de rosa una mandada de elefantes para acabar de formar un séquito como es debido. Y le llevarían un servicio de catering para que fuera preparándole las manjares y los brebajes necesarios para superar el aprieto. Al señor Llarena que no le falte de nada.

Porque Llarena es el empleado del Estado en este negociado de los catalanes golpistas y violentos. Es el chico que les lleva el tema (y eso de chico lo digo con un respeto total y absoluto y fruto de la circunstancia de que, en comparación con la edad de un servidor, él es un chico). Y los Estados, el Español también, mientras hagas tu trabajo como toca, siempre te protegerán. Porque los problemas siempre vienen por no hacer caso o por querer tener criterio propio. Y como este no es el caso, no suframos por el señor juez.

Llarena es su hombre, el encargado de preservarles el sistema. Es quien tiene que proteger el negocio familiar del ataque de los intrusos. Y por este motivo Llarena tiene el apoyo de la cúpula judicial y fiscal, de la mayoría de asociaciones judiciales, de los partidos políticos españoles del régimen, de los medios del régimen y, si me permite la ironía, del maestro, el cura, el Guardia Civil, El Corte Inglés y la Liga de Fútbol. Llarena son todos, Llarena es de todos y todos son Llarena.

¿Cómo quiere, pues, que no le paguen un bufete de abogados? ¡¡¡Y lo que haga falta, oiga!!! ¿Pero, usted que se pensaba?