Mantener el nivel es muy difícil. Sobre todo si venimos de un jamón 100% ibérico alimentado sólo con bellota y ahora nos están sirviendo paletilla 50% ibérica y engordada con pienso. A ver, que este último es un jamón buenísimo y ya me gustaría a mí comerlo más a menudo de lo que lo hago. Ahora bien, cuando has probado el otro, te miras la paletillita con mucho respeto, pero no puedes evitar las comparaciones. Porque aunque este es excelso, el otro es el top del top. Y este es el problema que tenemos con Jorge Fernández Díaz, marqués de Fiscafina, vizconde de la Camarga y arzobispo de "Les hemos destrozado la sanidad".

El 10 de diciembre del 2015, Víctor Amela lo entrevistó en La Vanguardia. La última pregunta fue así:

—Yo creo en mi ángel de la guarda.

—Yo también tengo. ¿Le ha puesto nombre? Marcelo, le llamo al mío. Me ayuda en las pequeñas cosas, como aparcar el coche. Y también en las grandes, siempre ayuda.

¡¡¡IN-SU-PE-RA-BLE!!! Que alguien diga que tiene un ángel de la guarda, que además tiene un nombre, que este nombre sea Marcelo, y que... ¡¡¡le aparca el coche!!!, es un 5.000 jotas que convierte los Joselito en un chopped con la cara de Mickey Mouse servido en pan congelado de una gasolinera de carretera local donde se les estropeó el congelador el año 2003.

O sea, a un señor que mandaba a 80 mil guardias civiles y 68 mil policías y de quien dependía la seguridad de uno de los estados europeos más importantes, ¡¡¡le aparca el coche un ángel de la guarda!!! A partir de ahí, todo lo que este individuo pueda decir el resto de su vida nunca, pero NUNCA DE NUNCA, ni tan solo se acercará a un momento tan sublime.

A ver, que en sus artículos de La Razón hay momentos muy suyos, ¡sí! Que allí cada tres o cuatro días escribe que la situación actual es como la del 36, con un frente popular y los comunistas y el riesgo de guerra civil y el bla, bla, bla..., ¡sí! Que el pasado 9 de junio, y ligando la ley de la eutanasia con los muertos por el coronavirus, excretó: "No sé si Adriana Lastra seguirá alborozada (...) porque a miles de ancianos se las habría «facilitado y mejorado la vida» en estas doce semanas de alarma sanitaria". O que el 20 de mayo perpetró que "este confinamiento tiene notables reminiscencias franquistas". Sí, sí, todos ellos son grandes momentos dignos de Miquel Bosé y Joaquín Sabina después de seis días de fiesta, pero para nuestro protagonista son una morralla que no sirve ni para hacerle un caldo a alguien que hace días tiene un rinconcito en la barriga.

Y estamos de acuerdo en que también es brutal su último delirio aparecido en formato vídeo y donde explica una conversación con el papa Benedicto XVI en la cual él le dijo: "Santidad, sabe usted los problemas que tenemos en estos momentos en Catalunya. Por favor, rece por España, nos hace mucha falta". Y que la respuesta del Santo Padre fue: "El diablo quiere destruir España. Él sabe los servicios prestados por España a la Iglesia de Cristo, conoce la misión de España, la evangelización de América por España, el papel de España durante la Contrarreforma, la persecución religiosa de los años treinta... El diablo ataca más a los mejores y por eso ataca especialmente a España y la quiere destruir".

Hostia (y nunca mejor dicho) esto es un concierto de Keith Jarret, Pat Metheny, Pierre Michelot y Chet Baker juntos y oído mientras te tomas una copa de garnacha blanca de la Terra Alta, pero nunca será Marcelo aparcándole el coche. Es el terrible problema de conseguir la perfección.