David Jiménez fue director del diario El Mundo. De aquella experiencia ha salido un libro que se titula, lógicamente, El Director. Estos días previos a Sant Jordi, el autor y la editorial aprovechan, naturalmente, para vender el pescado.

Y es así como hemos sabido qué sucedió después del famoso mensaje de apoyo de Letizia Ortiz a su "compi yogui" del alma, que resultó ser Javier López Lamadrid, condenado por corrupción en el llamado "caso de las tarjetas Black" de Caja Madrid. Y sobre todo hemos sabido que días después el periodista recibió una llamada con número oculto y resultó que era el Rey: "Te llamo para pedirte disculpas en mi nombre y el de la Reina. Los mensajes no eran apropiados".

Pero no se vaya todavía porque la relación entre los dos ha dado otros momentos muy interesantes. Por ejemplo cuando Felipe VI le dijo un día en una conversación: "Si una mayoría no me quiere, no tendré problema ninguno en marcharme y dedicarme a otra cosa".

Un servidor, desde que hoy ha leído la frase, no para de pensar en ella. Sí, claro, ahora esto de la monarquía es como cuanto antes le alquilabas un local a una caja de ahorros. Hubo un día en que quien tenía un espacio un poquito céntrico y conseguía que se instalara allí una oficina de una caja, ya no tenía que sufrir el resto de su vida. Pero la crisis, en general, y la del modelo bancario, en particular, con la desaparición en cuatro días de todas las cajas, hizo que donde toda la vida había habido una tienda de dinero, después hubiera un bazar chino, un negocio de cigarrillos electrónicos, un dentista low cost y ahora una lavandería de autoservicio. Y cuando mañana se rompa esta burbuja, vaya usted a saber si alguien más lo alquila.

Pues con la monarquía pasa igual. Ahora parece un negocio sólido, pero mañana... ¡patapam! Y adiós. Quizás llegará el día en que el palacio de La Zarzuela será como Versalles, un palacio nacional al servicio de la república y del parlamento y donde los turistas irán a imaginar cómo fue el pasado.

Y, claro, si algún día dejara de haber monarquía, el actual rey tendría que dedicarse a otra cosa. Y la gran pregunta es: ¿a qué? ¿Qué más sabe hacer alguien que toda la vida se ha preparado para ser rey y no ha hecho nada más? (y es de aquí, precisamente, de dónde le viene el nombre de "El preparao"). Pues me temo que tendría que cambiar de profesión.

He mirado en el INEM y hay muchos cursillos. Se trataría de que su majestad escogiera entre los más generales como marketing y gestión comercial, dietética, diseño web, programación e informática, sanidad, finanzas y contabilidad o bien fuera ya hacia algún sector más específico como "corte y cata de jamón", "verduras, arroces y pastas", "plagas y enfermedades en jardines", "curso superior de masaje capilar a distancia" (a distancia el cursillo, no el masaje), "manipulación de hortalizas", "poda de frutales", "herrado de caballos" o "salsas frías y calientes" (se refiere a cosas de cocina y tal y cual).

Posibilidades hay. Sólo hace falta que él escoja la profesión que lo haga feliz y que le permita ganarse la vida tan humildemente como lo ha hecho los últimos años.