Hay oficios que tienen una parte muy importante de vocación de servicio. O, dicho de otra manera, para hacerlos hay que tener una sensibilidad especial porque de lo que se trata es de ayudar a los otros, la mayoría a veces por unos sueldos que no se corresponden nada con la función social del trabajo. Y pienso en todos los trabajos relacionados con la sanidad, con la ayuda y apoyo a los discapacitados o a las personas mayores, en los bomberos...

Y después hay trabajos que también implican, o tendrían que implicar, una mínima vocación de servicio. Y aquí pienso en los relacionados con la justicia y en los policiales. Quien decide dedicarse a ello es porque cree, o debería creer, que en un mundo donde hay buenos y malos hacen falta personas que esté a favor de los buenos y combatan a los malos.

Se supone que si te pasas años y años estudiando para ser juez es porque, como su propio nombre indica, quieres impartir justicia en un mundo lleno de injusticias. Y si tu sueño es ser policía, o guardia civil, es porque quieres proteger a la gente de los terribles delincuentes que nos quieren hacer daño.

Pues bien, justo cuando empieza a hervir la olla del juicio y cuando JoFake Borrell se dedica a producir vídeos explicando que no-sé-qué organización ha hecho un informe donde dice que España es un país libre, no paran de llover casos donde se demuestra que en España eso de los trabajos con vocación de servicio mejor dejarlo para una otro día.

Aquí mismo ya hemos comentado eso de los jueces y fiscales que tenían cuentas anónimas en twitter desde donde insultaban y despreciaban a otros usuarios. Cuando los han pillado se han justificado diciendo que si lo hacían anónimamente, no podía ser criticable porque nadie sabía que eran ellos (y ellas). Y eso es lo peor de todo. Si un juez o un fiscal (o una jueza o una fiscal) necesita hacer el trol de manera anónima en una red pública quiere decir que tienen un problema motriz general. Que es una manera fina de decir que no carburan del todo.

Y ahora tenemos eso del vídeo de hoy. El que ha grabado un guardia civil desde uno de los coches que formaba parte del convoy que ha trasladado a los presos políticos a Madrid. Como el contenido se comenta solo, vamos a quien aguantaba la cámara y a su entorno. Algunos medios de Madrit (concepto) se han sorprendido de la reacción que ha habido en Catalunya y la consideran totalmente desproporcionada.

Y tienen razón. Efectivamente, es lo más normal del mundo que, precisamente en un traslado como este, los guardias civiles que se ocupan de la seguridad vayan oyendo rock radikal a toda leche, se dediquen a grabar vídeos donde se ríen de los ciudadanos, los cuelguen en redes privadas y acaben haciéndose tan virales que en el Polo Norte hay un esquimal que hoy ha sacado a pasear su foca y los dos lo han estado viendo por el móvil. Ojo, y que se han hecho públicos o bien porque hay voluntad de humillar o bien porque dentro del círculo policial hay un topo. Normalísimo. Todo mucho.

Empiezas grabando y difundiendo vídeos de estos y acabas haciendo pública la fecha del juicio una semana antes de su inicio. Y acabas con el juez que preside la sala implicado en un par de escándalos no menores y sin que haya pasado nada. Y con el Tribunal Constitucional dejando para después del juicio el estudio de la solicitud de Junqueras y Romeva de salir en libertad antes del juicio. Y con los acusados y acusadas habiendo pasado más de un año en prisión provisional con argumentos insostenibles según criterios de centenares de expertos. Y con un juicio basado en unas acusaciones que no se sostienen por ningún sitio.

El vídeo de hoy para muchos será una anécdota, pero es la metáfora perfecta que explica dónde estamos realmente. Y en manos de quién.