Jueves 30 de julio del 2009. ETA hace explotar una bomba lapa en los bajos de un coche patrulla de la Guardia Civil en Palmanova (Mallorca). Mueren asesinatos los agentes Carlos Sáenz de Tejada y Diego Salvá. Fue su último atentado en España. Nueve años después, el 4 de mayo del 2018 y en la localidad francesa de Cambo-les-Bains/Kanbo, ETA escenifica su fin como organización armada. ¿Pero la banda se ha acabado realmente? No. Para algunos, no.

Para la (extrema) derecha española ETA fue un inmenso comodín del público. Era el argumento perfecto para hacer eso que saben hacer tan bien y consistente en ligar unos aliolis sensacionales con el "ustedes son los amigos de los amigos de los amigos de los amigos de ETA. Por tanto, ustedes son ETA". La receta era tan buena y daba tantos buenos resultados que ahora no se resignan a dejar de elaborarla.

A raíz de 11-M, la estrategia del postaznarismo cuando no gobierna el PP ha sido "Todo es ETA, desde marzo del 2004 en su mesa". A pesar del pequeño detalle que ETA ya no existe, cosa que los ha obligado a modificar la receta y preparar un "usted es el amigo del amigo del amigo de los herederos de ETA". Hoy en el Congreso de los diputados han usado este sonsonete contra el ministro Grande-Marlaska, que si es amigo de alguien lo sería precisamente de la bancada pepera. Y no lo digo yo:

Marlaska

Lo que nos faltaba por ver es que Grande-Marlaska sea ETA. Precisamente él, que como juez destacó en la instrucción de causas contra la banda y por la persecución feroz de aquello que entonces le llamaban "el entorno". Pero realmente, él no es el objetivo sino un instrumento. Sólo es el culo donde la (ultra) derecha ha visto que puede dar las patadas necesarias para continuar con la estrategia de incendiarlo todo a ver si consiguen quemar el gobierno "ilegítimo" que les molesta mucho. Bien, de hecho les molestan mucho todos los gobiernos "ilegítimos", que casualmente lo son siempre cuando no gobiernan ellos. Cuando el postaznarismo está en la oposición, la crispación fanática llama a la puerta, con el siempre necesario apoyo de sus empresas de comunicación. Y digo comunicación porque hoy estoy de buen humor.

Y todo porque el ministro del Interior se ha atrevido a echar de un cargo de confianza al señor Pérez de los Cobos, que en su hoja de servicios tiene, entre otros momentos memorables, el de haberse presentado la noche del golpe de estado del 23F de 1981 en el cuartel de la Guardia Civil de Yecla (Murcia) vestido con "camisa azul" y ofreciéndose como voluntario "pa lo caga falta". ¡SEN-SA-CI-O-NAL!

Pero las ratas de cloaca necesitan alimento permanentemente y el terrorista Marlaska era sólo el aperitivo. Por eso ha aparecido Cayetana Álvarez de Toledo para servir un banquete pantagruélico (Por cierto, un día habrá que analizar de dónde le viene a esta señora su inadaptación social. De Anar ya sabemos que es un complejo de inferioridad mal resuelto, pero el suyo todavía no lo tenemos identificado).

Total, que la señora marquesa ha optado por innovar y con Pablo Iglesias ha inaugurado el concepto "Usted es hijo de un terrorista". ¡ME-MO-RA-BLE!

Es posible que la acusación acabe en un tribunal porque Francisco Javier Iglesias Pérez no es ningún terrorista y, consecuentemente, estamos ante una difamación no menor. Y es posible que gane el juicio y que el PP tenga que pagarle un dinero. Pero el trabajo ya ha sido realizado, que es de lo que se trataba. Una vez la marquesa dice eso, los medios lo recogen, queda impreso o en la red y objetivo conseguido. Aunque después tengan que pagar 30 mil euros. O los que sean. Porque 30 mil euros, o los que sean, es un precio muy baratito si a cambio destruyes la reputación de alguien.

Y siempre podrá hacer a un Trump, un mentiroso patológico que lo es tanto que incluso miente con su peinado. Y que miente tan descaradamente en twitter que la red ya le ha hecho un par de advertencias que él ha respondido con un: "quieren impedir mi libertad de expresión". Es decir, prohibirle decir mentiras es atacar su libertad. ¡IN-SU-PE-RA-BLE!