Subo la persiana. Continúa el sol y el calor de verano. Si no fuera por el coronavirus hoy acabaríamos oyendo por alguna perte el concepto "cambio climático". En cambio ahora la cosa del lenguaje va de "Fase 1" a "desconfinamiento" y tiro porque me toca. Y no puedo evitar tener la sensación que en cada momento nos van soltando más o menos estímulos hasta que como sociedad hemos asumido que 200 muertos al día es una cifra que no nos duele. Claro, porque los que se mueren son los otros. Esto funciona como con los accidentes de tráfico. Nos hemos hecho cargo que cada semana hay una cierta cifra de muertes y cuando la oímos nos quedamos igual. O como mucho pensamos: "Sí, hay un riesgo, pero como a mí no me sucederá, yo sigo conduciendo".

Ayer le hablaba de esta sensación cada vez más extendida según la cual esto ya está. Y esto no está. Pero es muy difícil combatir la percepción porque 1/ Cada día nos van enviando mensajes muy potentes que nos señalan la salida. El de hoy mismo es imbatible: "Ya tenemos fecha para el retorno de la liga de fútbol" y 2/ no puedes ir contra las enormes ganas de la gente de volver a "la nueva normalidad" y que para conseguirlo esté dispuesta autoengañarse todo lo que haga falta y más. Pero detengámonos un momento en el punto 1.

Hubo una época ya lejana en que las ligas de fútbol empezaban en septiembre. Como entonces los clubs no tenían que ir ni al Oriente ni a los EE.UU. a hacer giras de dos semanas para poder cobrar unos cuantos millones, aprovechaban el agosto para jugar una cosa que le llamaban torneos de verano. Contra equipos que eran una broma. Estamos hablando del Ferencváros, el Újpest Dózsa, el Peñarol o el Botafogo.

Uno de estos torneos era el Joan Gamper, que entonces duraba dos días. La primera jornada servía para reencontrarte con los compañeros de asiento, que te presentaran los nuevos fichajes y hacer un entrenamiento contra uno de estos equipitos ya citados y que hacíamos ver que era un partido. Y la segunda servía para jugar la final contra otro equipito, pero este ya con más nombre, y decir aquello de "¡este año sí!". Y al final siempre era que no. Pues bien, el Gamper era aquella ilusión que el verano acabaría, perderíamos de vista al cuñado que había aparecido un día a nuestro apartamento de 8.ª fila de mar y no se acababa de marchar nunca, y que todo volvería a la normalidad. Pues bien, hoy nos han puesto delante de las narices la zanahoria del fútbol, que no falla nunca.

El martes nos pusieron otra. Pero aquella era gigante. Tanto, que no podrían habérsela comido ni toda la población de conejos del planeta. Incluidos Bugs Bunny, Roger Rabbit, el conejo de Alícia en el país de las maravillas y el de la Loles. Pedro Sánchez nos dijo que si no se aprobaba la prórroga del estado de alarma, adiós a los ERTE. Que una cosa iba ligada con la otra y era imposible cualquier otra escenario.

Martes Sánchez

Pues bien, hoy el Gobierno ha pactado un principio de acuerdo para alargar los ERTE hasta el 30 de junio y que va independiente del estado de alarma. O sea, con el cadáver de la zanahoria de hace tres días todavía caliente, ha resultado que los ERTE pueden existir hasta la próxima glaciación y más allá sin ninguna alarma en estado. Por lo tanto, aquello de la votación imprescindible no sólo no era cierto sino que no les importa nada que nos demos cuenta de que no lo era. Pero como el truco de la zanahoria funciona, todo el mundo se apunta. Incluida Isabel Díaz Ayuso, "la que con ella todo se muy confuso". Esta mañana, ATENCIÓN, ha dicho que si no le permitían pasar a la fase 1 habría... "¡¡¡desórdenes públicos!!!·. Y como por la tarde no se la han permitido, en casa ya nos hemos comprado unas olivitas variadas y unas patatas fritas.

Realmente la semana de la señora con un segundo apellido que rima con "confuso" ha sido memorable. El acto aquel de IFEMA con todo el mundo desbordando el espacio de seguridad, la dimisión de su directora de Salud Pública -Yolanda Fuentes- porque no estaba dispuesta a firmar la solicitud de pase a la fase 1, presentar finalmente la petición sin estar firmada por nadie y un señor de Ciudadanos alabando, por comparación, la sensatez de Quim Torra. Un señor que es vicepresidente y portavoz de la Junta de Castilla y León y que se llama Francisco Igea.

Si continúa así, Ayuso sí que verá la salida, sí, pero no del agujero en el que estamos sino su propia salida. Por la puerta. De atrás. Que en Madrit (concepto) ya sabemos cómo se las gastan. Que allí cuando caes desgracia es muy fácil que acabe apareciendo, de una manera misteriosa, un vídeo cualquiera donde se te ve como sin querer te llevas unos perfumes sin pasar mucho por caja. Que allí en dos días vas de presidir la Comunidad a ser el equipito que juega la primera jornada del Gamper contra el Barça y el segundo día juega la final por el 3.º y 4.º lugar y la pierde.