Subo la persiana. Hoy toca sol. Meteorológicamente hablando. El resto continúa en tormenta. Huracanada. Con la que está cayendo y todos se dedican a embozarse los sumideros. Hay para mear y no echar gota. Pero verlo y asumir que esto es así no es una derrota sino un ejercicio de realidad. Para salir de esta individualmente tenemos que hacerlo colectivamente haciendo red con los más próximos, sin esperar que nadie venga a ayudarnos. Sólo saldremos de esta si nos ayudamos entre nosotros. Y estos "nosotros" somos usted y yo, aquel amigo que lo está pasando mal, aquel familiar que nos necesita, nuestra panadera, el pescadero, el del restaurante de cerca de casa, la gestora, el dentista, los del bar donde desayunamos cuando podemos...

Pensaba en ello por la mañana a primera hora y, justamente, después he visto un tuit de Biel Perelló (@biel_perello) con el siguiente texto: "Cuando uno está enfermo no está luchando contra nada. Nadie merece que le hagan sentirse responsable de eso". Mientras "ellos" aprovechan cualquier hueso para darle sabor a su caldo, nosotros estamos intentando sobrevivir como podemos. Y en este caso literalmente. Y resulta que nos ponen una épica a una cosa que no hemos escogido y con un final que no depende de nosotros sino de la ciencia, de los conocimientos y de la sabiduría del personal médico y, por supuesto, también de la suerte.

No, no somos héroes, simplemente intentamos sobrevivir. Como podemos. Y a veces perdemos. Pero no porque que no hayamos luchado lo suficiente, sino porque una de las causas principales de muerte es haber nacido. Por lo tanto, en general, siempre tenemos las de perder. O dicho de otra manera, un día u otro acabaremos perdiendo. Y no será porque no hayamos luchado, sino porque tocaba. O por lo que sea. Yo ya entiendo que el paternalismo social tiene que enviarnos mensajes paolocoelhizantes, pero oiga, no ve qué si le damos la vuelta al argumento, que es la manera de demostrar si argumentos son absurdos o no, el planteamiento es ridículo?

La cuestión es que parece que sea necesaria la épica. Nosotros somos héroes luchadores y estamos rodeados de héroes solidarios. Mire a Jack Dorsey, fundador de twitter, que ha anunciado que da mil millones de dólares para luchar contra el coronavirus. La cifra es el 28% de su fortuna que, a ver, teniendo en cuenta que twitter es una red social gratuita, es una fortuna conseguida con mucho mérito y dejando de tomar muchos cafés para poder ahorrar.

¿Autopropaganda o un solidario convencido? Difícil de saber y de juzgar. Como el señor Inditex, Amancio Ortega, que va haciendo donaciones que son recibidas con una ola de satisfacción por los unos y con críticas brutales por los otros. ¿Limosna o solidaridad? Limpiarse la conciencia o un acto convencido de ayuda a los otros. Pero al final la pregunta siempre es la misma: ¿cuántos impuestos paga el de las donaciones y donde? La respuesta a esta sencilla cuestión quizás resuelve la duda.

¿Y los diputados del Parlament de Catalunya, también son héroes solidarios? La Mesa de la Cámara acordó el martes que todos los diputados hagan una donación del 25% de su sueldo del mes de abril para luchar contra el coronavirus. Sé que eso que escribiré ahora no será muy popular, pero es que no entiendo el gesto. El político siempre tiene que luchar contra aquello del "todos roban". Y, sí, los hay que roban. Y hay que roban mucho. Pero yo diría que gana el porcentaje de los que no lo hacen. Y si tú das parte de tu sueldo, estás quitándole valor en tu trabajo y estás enviando un mensaje a la sociedad de que tienes mala conciencia. Alimentas del discurso del "como que roban, ahora dan una parte del sueldo, porque total, viven sin trabajar y se los ganan sin dar un palo al agua". Dar parte de tu sueldo, devalúa tu trabajo. Sí, ya sé que es un sueldo público, como los de los consellers, los ministros, los secretarios generales, los asesores, los jefes de prensa, los altos funcionarios de las conselleries y de los ministerios, los alcaldes y concejales... Pero ninguno de ellos hace el gesto. ¿Qué pasa, a pesar de tener cargos ya no son políticos y por lo tanto todos son honrados? ¿Y su Majestad? ¿Y el padre de su Majestad? ¿Por qué su majestad emérita no hace un bonito gesto también emérito donando los famosos 100 millones de dólares, cobrados presuntamente, en una sola comisión? Sí, porque después están, también presuntamente, el resto de comisiones. Hace años, el exconsejero delegado de la antigua Campsa, Roberto Centeno, explicó que a finales de los 70 y principios de los 80 del siglo pasado el actual Rey emérito cobraba entre uno y dos dólares por barril de petróleo comprado por España a los países árabes. Teniendo en cuenta que un petrolero de la época transportaba en torno a un millón y medio barriles por viaje, cada barco que amarraba en las costas españolas cargado de petróleo le significaba al Rey una ganancia de entre un millón y medio y tres millones de dólares. ¡DE LOS AÑOS 80! ¡CADA BARCO! Según el señor Centeno. Sería un detalle devolvernos una parte de aquello, ¿no?

Total, que el Miércoles Santo de la Semana Santa más extraña de la historia ya es historia. Si hace exactamente 2020 años, según dice la leyenda, hubiera habido un virus corriendo por Jerusalén nos habríamos perdido una de las escenas más famosas del arte europeo y de las más presentes en los comedores de nuestras casas, cuando a nuestras casas todavía no había entrado Ikea y el emérito estaba haciéndose su rinconcito.

Bien, nos lo habríamos perdido o la escena habría sido esta:

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