La nueva palabrota es "licencia de edad". Ayer era imposible acabar con ella y a partir de hoy "se abrirán negociaciones con los trabajadores" para intentar solucionar la infamia. Han tardado 24 horas en rectificar lo que, nos decían, era una cosa imposible de revocar. ¿Por qué? ¿Porque era una práctica absolutamente intolerable? No, eso ya lo era anteayer, cuando no la conocíamos. Han dicho, públicamente, que empezarán a mirárselo para tratar de eliminarlo a partir del momento en que se ha hecho público. Un escándalo que todo el mundo que lo tenía que saber lo sabía, que todo el mundo que podía destaparlo lo ha tapado y que ahora todo el mundo se lo ha sacudido de encima. Porque todos los partidos (TODOS) han estado o están en la Mesa de Parlament. O participaron en las negociaciones para implantarlo. No ha habido ningún tipo de transparencia, demasiado silencio y ninguna información. Hasta que vendettas internas y la tozudez de una periodista, Núria Orriols, han hecho estallar el caso. Una periodista, por cierto, a quien la han estado mareando meses y meses para que no descubriera la verdad.

¿Problema? Que aquí ya nos conocemos todos. Y esta negociación "que ahora se debe abrir" suena a "dale una patada a la lata, empezamos unas largas conversaciones para pactar un cambio, que pase el tiempo y a ver si se olvidan". ¿Porque, a ver, negociar qué? ¿Con quién? No, no, aquí no hay que negociar nada. Se deroga el punto del reglamento que un día fue aprobado donde dice que una serie de personas tienen derecho a cobrar entre todos 1,7 millones de euros al año para no ir a trabajar y listos. Un punto que alguien negoció con alguien más a cambio de no sabemos qué, que alguien firmó y que alguien ha estado pagando estos años. Y tema muerto. Es que no hay más.

¿Por cierto, aquí quién negociará y en nombre de quién? ¿De los 20, que parece que esta es la cifra de beneficiados que han cobrado para no ir a trabajar y que han estado ocupando una plaza que se ha tenido que cubrir contratando a otra persona, con lo cual la puta broma esta la hemos estado pagando por duplicado? Ah, pues quien se presente a defender los intereses de estas personas que nos digan quiénes son. Nombre y apellidos y motivo por el cual pudieron acceder a esta canonjía con folre, manilles i puntals. Porque es que resulta que cuando una persona entra a hacer de diputado tiene que declarar incluso si tiene un Opel Corsa de segunda mano aparcado en una caseta de herramientas del huerto del suegro. Porque es un servidor público. Y, por el mismo motivo, los sueldos de los funcionarios son públicos. Si pedimos transparencia por una cosa y para unas determinadas personas, exijámosla para todo el mundo.

Ah, y ahora no es el momento, pero otro debate interesante a hacer sería sobre el régimen retributivo de los trabajadores del Parlament, no comparable con ninguna otra institución y que se hace muy difícil de explicar. Pero mucho. Y no, no estoy pidiendo que les bajen unos sueldos en algunos casos inexplicables, sino que nos expliquen el criterio con el cual se han decidido. Pero no, lo peor de todo no es eso de la licencia de edad, a pesar de ser una vergüenza inadmisible pactada a escondidas.

No, lo peor es comprobar cómo esta gente vive fuera del mundo y, cegados por sus intereses privados puestos delante de todo, todavía no son conscientes del daño que le han causado a la institución. Es que estamos hablando de la casa de los ciudadanos. De la base de la democracia. Han convertido al Parlament de Catalunya en la mezcla de la cueva de Alí Babá y el Dioni. Y lo han humillado. La credibilidad del Parlament de Catalunya hoy la regalan en Wallapop. Y no la quiere nadie. Si fuéramos un país normal, mañana por la mañana alguien debería salir a pedir perdón y algunos otros deberían devolver un dinero que no es suyo sino nuestro. Como mínimo.