Ha muerto una mujer joven. Madre e hija. Y un niño ha quedado huérfano. Y unos padres han enterrado a su hija. Una mujer famosa, que estaba enferma pero que luchó contra la enfermedad. Una mujer, cuya imagen pasando revista a unas tropas y embarazada será una fotografía icónica que explicará un momento. Y ha muerto sola. Unos cuantos temas para reflexionar, ¿no cree? Y no hablamos de política sino de la vida.

Sí, ya sé que en el mundo de la gente anónima cada día pasan cosas de estas y más terribles. Y nadie habla de ellas. Pero cuando las cosas que le pasan a todo el mundo también le pasan a alguien que tiene una proyección pública, toman una dimensión que acaba provocando consecuencias cotidianas.

Mucha gente, cuando ha conocido la muerte de La Chacón (nunca Carme ni Carmen, ella era La Chacón) y como ha ido todo, seguro que se ha parado un momento a pensar. Sobre la provisionalidad de todo, sobre a los que amamos, sobre aquella palabra que no deberíamos haber dicho y dijimos, sobre los olvidos que a veces tenemos con los que nos rodean, sobre la soledad o sobre decisiones que hemos tenido que tomar porque no nos quedaba otro remedio.

Posiblemente el impacto de la muerte de una persona joven y conocida ha hecho que esta mañana hayamos abrazado con más fuerza a nuestros hijos. O a nuestros padres. O quizás hoy hemos enviado un mensaje a un amigo de quien hacía tiempo no sabíamos nada sólo para saludarlo y preguntarle una cosa tan sencilla pero tan humana, cuando se pregunta queriendo saber de verdad la respuesta: ¿qué tal todo?

Quizás la muerte de La Chacón, en primera línea en un mundo donde las puñaladas van como el polen en primavera, hará que unos cuantos reflexionen sobre si vale la pena hacer según qué cosas.

Y, sí, quizás sólo durará un minuto. O dos. Y una vez pasado este espacio de tiempo, la vida seguirá siendo "una gran mierda", como decía un veterano, y afectado anímicamente, líder del PSC este mediodía en la sede del partido. Pero, da igual la duración de la pausa. Lo que importa es que haya existido el momento.

Lo que importa es que un día muere alguien famoso, joven, hija y madre, a quien la mayoría conocían de salir por la tele, y eso provoca que se pare por unos instantes la rueda de la "gran mierda" donde estamos instalados y devolvernos al mundo de lo que importa realmente. Y después todo volverá a la triste realidad. Pero, a pesar de la brevedad, servirá para llenar de calor la memoria colectiva de alguien que murió sola, como cada día mueren solas decenas de personas anónimas. Y como que era conocida, quizás el impacto también servirá para decirle hoy a alguien que lo queremos. Y que nos tendrá para lo que haga falta.

Tanto en tan pocas palabras...