¿Sabe aquella jugada del rugby en la cual el equipo que ataca dispone de una línea de jugadores situados el uno al lado del otro y que avanzan todos a la vez mientras se van pasando la pelota desde el centro hasta la punta para ir esquivando a los defensas rivales? Pues después de ver las reacciones de varios sectores económicos, culturales y de ocio a las medidas anunciadas hoy por el Govern, he tenido esta sensación. La defensa rival era el virus y la pelota eran las excusas.

Las universidades dicen que ellos lo han hecho bien, que allí no hay transmisión de virus, que la culpa es de los otros pero que ahora están recibiendo ellos injustamente y que no entienden la prohibición de las clases presenciales. Los teatros y los cines dicen que ellos también lo han hecho bien, que en sus locales han tomado las medidas pertinentes y que la culpa también es de los otros. Los del deporte no profesional se quejan porque les han anulado la competición, pero no entrenar y que eso no tiene ningún sentido. Las discotecas están muy cabreadas porque dicen que otros tipos de establecimientos de ocio sí que han podido abrir y en cambio ellos no, pero es que además, la semana pasada los dijeron que adelante y cuando ya lo tenían todo a punto, el Govern retrocedió. Los bares y restaurantes también afirman que ellos han aplicado los protocolos que tocaban y que no entienden como les hacen cerrar y mientras el transporte público, por ejemplo, va lleno de gente. Y otros sectores denuncian que en unos ámbitos se hila muy fino, concretamente en los que los afectan a ellos, y que en otros como los mataderos se hace la vista gorda porque hay presiones, como ya sucedió en agosto con las grandes empresas de fruta.

¿Quién tiene razón? Pues creo que todos un poquito porque es cierto que algunos sectores no han hecho las cosas nada bien. Ahora bien, no todo el mundo tiene toda la razón porque no todo el mundo ha hecho las cosas del todo bien. Y en este "todo el mundo" también estamos usted y yo que, seguro, no hemos tenido un comportamiento ejemplar el 100% de las 24 horas del día de los siete días de la semana. ¿Y sabe por qué? Porque la perfección no existe y el riesgo cero tampoco. Se puede intentar evitar al máximo la transmisión del virus, pero siempre quedará una puerta abierta. Y el comportamiento colectivo se acaba formando con la suma total de los comportamientos individuales. Y aquí es cuando todos tenemos culpa, uno muchos más que otros, pero aquí sucede como con los accidentes de coche, que siempre los tienen los otros.

Y si quiere nos centramos en la hostelería, que es quien ahora recibirá más fuerte y veremos como sale adelante. Y quien sale adelante. ¿Tienen la culpa de todo, como parece que estas medidas quieren indicar? No. ¿Es justo que te suspendan la actividad y tú tengas que seguir pagando alquiler, autónomos, impuestos, servicios, etc? Realmente este es un tema apasionante. Bares y restaurantes pagarán justos por pecadores, sí, pero eso que se lo expliquen en el virus, que se contagia aprovechando, por ejemplo, fiestas ilegales a puerta cerrada en locales sin ninguna medida higiénica. O terrazas con mesas demasiado juntas y donde gente que estaba a tocar fumaba, gritaba y compartía platos. Comportamientos que los propios gremios han estado denunciando a algunos ayuntamientos y que estos han respondido con el silencio. ¿Todos los propietarios han vigilado el cumplimiento de las normas? No. ¿La administración ha hecho ahora las inspecciones y los controles necesarios para hacer cumplir la normativa como hizo en su momento para controlar el cumplimiento de los ERTE? No.

¿Las medidas son duras? Sí. ¿Muchos negocios pueden tener que cerrar definitivamente? Sí. Pero tengamos claro que no es un capricho o una competición con Madrid a ver quien lo hace mejor porque Macron ha decretado el toque de queda en Paris y en el resto de grandes áreas metropolitanas francesas y otros países están tomando decisiones todavía más duras. Países donde, quizás, ser tan estrictos los saca antes del agujero de mierda en el que estamos chapoteando todos juntos.