Cuando lo necesitamos, el sistema hizo aguas y nos dejó huérfanos. Y lo más terrible es que no ha hecho nada para revertir la situación. Desde mediados de marzo a fecha de hoy ya han pasado cinco meses y la administración continúa desbordada, sobrepasada y desaparecida. De ellos hacia nosotros, claro. Cuando somos nosotros los que tenemos que cumplir, sigue siendo una apisonadora implacable que aplica los recargos como quien se bebe una cerveza fresca en un chiringuito en pleno agosto. El ejemplo más doloroso es el llamado Ingreso Mínimo Vital. Cuando lo presentaron sólo faltaron las majorettes, los elefantes rosas, el confeti y los globos. Aquello era un mundo de luz y de color y ahora mismo es un contenedor de restos de pescado podrido dejado al sol en medio de los Monegros.

Tenían que cobrarlo un millón de hogares, pero ya entonces la cosa se rebajó hasta los 850.000. Al final se han presentado unas 715.000 solicitudes, de las cuales se han resuelto 32.629. Sí, sí, lo ha leído bien, de 715.000 han resuelto 32.629. Y de estas, han rechazado 28.481. Por lo tanto, el minuto y resultado es que hoy por hoy sólo tienen derecho a cobrar estos 4.148 hogares y los 75.000 reconocidos de oficio como prestación familiar. Tienen todo el derecho, efectivamente, y con el derecho se quedan, porque aquí no ha cobrado nadie. Y septiembre llama a la puerta.

¿Y què dice el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones? Pues el señor José Luís Escrivá dice que como mínimo denegarán la mitad de las solicitudes. Y no, no es que este señor también añada a su ya extenso cargo el nombre de ministro de ver el futuro, es que resulta que al papeleo habitual tiene que añadirse el llamado "padrón histórico colectivo", la obtención del cual ha colapsado los ayuntamientos, y que todos los miembros de la unidad familiar tienen que estar inscritos en el ya famoso SEPE. Y el ministro ya sabe que pidiendo tantas cosas, la escabechina será total. Pero no se vaya, que ahora entra por la puerta el señor Kafka y se pide una tila. Lo hace para observar con calma que, como la proporción es de un funcionario para cada seis mil trillones de solicitudes, las que se quedarán sin tramitar serán automáticamente rechazadas por silencio administrativo y habrá que volver a presentarlas, pero sin comunicarlo a los afectados. ¡¡¡Han cantado bingo!!! ¿Algún bingo más?

Pero aprovechando que Kafka continúa con nosotros, ha dejado la tila y directamente está consumiendo todo tipo de sustancias psicotrópicas, resulta que cuando por fin alguien cobre (que con el caos existente puede tardar meses o años) es posible que lo haga de manera indebida y le hagan devolver el dinero. Sí, porque los afectados no saben que cobrar el Ingreso Mínimo es compatible con la percepción de otras rentas mínimas que hayan establecido las autonomías, pero no al revés. ¡ME-MO-RA-BLE!

Y ahora es cuando usted se pregunta en voz alta: "¿Teniendo en cuenta que la administración tiene toda la información sobre nosotros cuando se trata de cobrar y lo hace con una gran diligencia, no sería lógico que la tuviera a la hora de pagarnos?" Ja, ja, ja, lógico, dice. ¿Usted es muy de la broma, verdad?

Pero si la Renta Mínima funciona de manera tal que Kafka ha optado por empezar una nueva vida saliendo de gira con Manolo el del Bombo, espérese, que por la vía 3 hacen su entrada los ERTES. A la ya conocida confusión de los unos cobrando sólo una parte de lo que les correspondía (en algunos casos menos de un euro), los otros sin haber cobrado todavía a fecha de hoy y gente que no tendría que cobrar y ha cobrado (además que el próximo año les vendrá una hostia impositiva porque cuando presenten el IRPF habrán tenido dos pagadores), ahora llega el simpático fenómeno de los que cobraban y han dejado de hacerlo porque han hecho unos cambios sin avisar. Y han pasado la pelota a los gestores, pero no todos los afectados por un ERTE tienen gestor. ¡IN-CON-MEN-SU-RA-BLE!

Y de guinda, una de autónomos. Les autorizaron a aplazar algunos pagos hasta septiembre (nunca se los condonaron, a pesar de no tener ningún ingreso). Pero resulta que a los que tenían derecho a devolución del IRPF, ahora les han retenido su dinero y lo han usado para cobrarse el aplazamiento antes de tiempo y, sobre todo, sin avisarlos. ¡FAS-TU-O-SO!

Por lo tanto, si me lo permite, voy a llamar a Manolo a ver si también me acepta en la gira. Para llevarle el bombo. En negro...