El actual detentor del título de conde de Barcelona fue de visita al Monasterio de Montserrat para participar en un acto no anunciado del milenario del monasterio, y para escuchar resignadamente a un abad romano, y dos abades autóctonos y un monje, debatir sobre los valores benedictinos como contribución a la paz. Al acabar los tres discursos beatíficos, el monje encargado de los faustos del milenario, todo azúcar, pidió unas palabras al monarca español, cosa que —según dijo— les honraría mucho.

Y, evidentemente, el monarca no desperdició la ocasión de cantar las excelencias de la santa montaña, de la comunidad monástica y de la Virgen, pero no pudo evitar picar y soltó esto: "Seamos constantes en la renuncia a los discursos totalitarios, las identidades excluyentes, los prejuicios, los extremismos y las pretensiones de superioridad moral". Y todos los asistentes (autoridades civiles, militares y eclesiásticas de nuestra "normalización") aplaudieron semejantes palabras.

Analicemos estas afirmaciones y, sobre todo, la justa andanada contra las identidades excluyentes. ¿Qué idea tendría en la cabeza Felipe V de Catalunya-Aragón cuando pronunció estas palabras? ¿Se refería a los manifestantes independentistas que protestaban por su presencia en ese cenobio y que le habían obligado, literalmente, a entrar por la puerta de atrás? No creo, porque él es el garante máximo de la sacrosanta (con permiso de los abades) Constitución española, y su artículo 21 garantiza el derecho de reunión y el de manifestación.

La lista de exclusiones que la Corona de Castilla o de España ha impuesto a Catalunya es larguísima

Por lo tanto, cuando habla de identidades excluyentes, ¿podría referirse a la larga lista de exclusiones que la Corona de Castilla o de España ha impuesto a Catalunya? Si era así, hay que reconocerle reflejos; pero si no, una pequeña lista le ayudará a conocer qué es una identidad excluyente (no es exhaustiva, pero he puesto uno o dos ejemplos de cada uno de los monarcas de la Casa de Borbón):

- En 1712, se dictaron instrucciones secretas a los corregidores del territorio catalán: "Pondrá el mayor cuidado en introducir la lengua castellana, a cuyo fin dará las providencias más templadas y disimuladas para que se consiga el efecto, sin que se note el cuidado" (reinado de Felipe V de Castilla).

- En 1715, a consulta del Consejo de Castilla, se indicó que en las aulas no tenía que haber ningún libro en catalán, que tampoco se tenía que hablar en esta lengua, y que la doctrina cristiana se enseñara y fuera aprendida en castellano, añadiendo que "no hay que escoger medios débiles y menos eficaces, sino los más robustos y seguros, borrando de la memoria de los catalanes todo aquello que pueda conformarse con sus abolidas constituciones, usos, fueros y costumbres". (Reinado de Felipe V de Castilla).

- En 1755, en el artículo 10 del "Decreto de visita del provincial de los escolapios", se ordenaba a todos los religiosos de la orden que hablaran solo en castellano y latín, tanto entre sí como con el resto de la población. La pena por hablar en catalán consistía en vivir en régimen de pan y agua. (Reinado de Fernando VI).

- En 1768, Carlos III promulgó una real cédula, llamada "de Aranjuez", que uniformizaba los aranceles y prohibía el uso del catalán en las escuelas de primeras letras, latinidades y retórica, y en todos los tribunales, edición de libros, registros parroquiales, etc. (Reinado de Carlos III).

- En 1771, se hizo obligatoria en las escuelas la lectura y aprendizaje del "Compendio de la Historia de la Nación", un texto primordial en el sistema de sustitución de la simbología. (Reinado de Carlos III).

- En 1799, se promulgó una real cédula que prohibía representar, cantar y bailar piezas que no fuesen en idioma castellano”. (Reinado de Carlos IV).

- En 1825, el plan Calomarde supuso la prohibición del catalán en las escuelas. (Reinado de Fernando VII).

- En 1837, un edicto real imponía castigos infamantes a los niños que hablan catalán en la escuela: el método de la sortija. (Reinado de Isabel II).

- En 1838, se prohibió que los epitafios de las tumbas estuvieran escritos en catalán. (Reinado de Isabel II).

- En 1876, se emite una real orden referida al reglamento para el régimen y servicio interior del cuerpo de telégrafos, por la que solo se autorizaban los telegramas redactados en castellano, francés, italiano, portugués y alemán, y con las indicaciones de destino en castellano. (Reinado de Alfonso XII).

- En 1896, la Dirección General de Correos y Telégrafos prohibió hablar en catalán por teléfono en todo el Estado español. (Reinado de Alfonso XIII).

- En 1926, se promulga un real decreto que criminalizaba a quien se resistiera pasivamente a utilizar el castellano, con pena de "arresto mayor a prisión correccional" para quien utilizara un idioma distinto al "español". (Reinado de Alfonso XIII).

- Entre 1976 y 2008, se han publicado, como mínimo, 149 reales decretos y otras normativas para garantizar la obligatoriedad del etiquetado de productos alimenticios y de otro tipo en castellano. (Reinado de Juan Carlos I).

Y podría seguir y seguir, pero a lo mejor al actual conde de Barcelona también le gusta la broma, como a su padre, y volvería a repetir lo que este dijo el 23 de abril de 2001, “que nunca fue el castellano lengua de imposición, sino de encuentro”. Vista la lista, quizás sería mejor decir de "encontronazo". He aquí, majestad, lo que es una identidad excluyente, una identidad que le viene de familia.