"Es más fácil recuperar un millón de dólares robados que la honra, si la perdiste"
Arthur Miller
Quieren convertirlo en un caso de invasión de intimidad, de morbo, de crónica rosa, pero lo cierto es que en las andanzas de la desdichada esposa de Ábalos, según ella misma ha relatado, se concitan en gran medida los males que aquejan a una organización que ha perdido su rumbo, sus principios y su norte, y que ya solo sirve a los intereses de su líder y del mantenimiento del poder.
Iba a hablar Carolina Perles en televisión y habló y hablará aún el lunes próximo. Una mujer dentro del PSOE. Las mujeres del PSOE. Las mujeres en el PSOE. Las mujeres y el PSOE. La cuestión tiene implicaciones políticas de mayor alcance que la mera crónica orgiástica de las actividades de un ministro que casi no tenía tiempo para su ministerio y que, llevado por la necesidad de complacer a sus placeres de pago, acabó endiñándonos parte del estipendio a los contribuyentes. Perles, veinte años de matrimonio con Jose, compañera del grupo de parejas del Peugeot, pidió socorro, sororidad, una mano ante el desmadre evidente del padre de sus hijos y gran ministro del Gobierno de España. No era un desmadre pequeño, sino de tamaño natural. Un desmadre de esos que cuando están operando de un cáncer de pulmón a tu mujer te impide acudir; de esos que son la norma entre los políticos, según se excusó ante su parienta. Un desmadre de los que lleva a una mujer a acudir a su médico a hacerse una revisión, por si entre tanto intercambio a ella le han dejado algún recado indeseado.
De esa cuestión interesa y mucho el problema del PSOE con las mujeres. Carolina se desahoga con un par de feministas socialistas, Adriana Lastra y Maritza Ruiz, por ver si la sororidad unida al miedo a que trascienda un comportamiento con repercusión electoral la ayuda a reconducir su vida. Carolina lo intenta de todas formas, hasta con su vecina de pabellón ministerial, la vicepresidenta Nadia Calviño. Y ahí empiezan las diferencias. La tecnócrata Nadia tiene un carrerón previsto, "no me digas nada, no quiero saberlo", se despacha ante la mujer agraviada y, según un prestigioso psiquiatra, con síntomas de maltrato psicológico. No es que no te crea, hermana, es que no me pongas ni en la tesitura de creerte. Yo a lo mío. Una mujer en torno al PSOE. Las otras dos lo vieron de otra forma y se lo contaron a Carmen Calvo, la vicepresidenta con pedigrí feminista. Todo indica que al menos ella sí se lo contó al presidente. "Soy feminista porque soy socialista", clamaba en los videos el susodicho. A Carolina la acabó llamando Begoña Gómez para tomar un café. Después de la correa de transmisión, claro. Se conocían, pero a Carolina no le daba buena vibra el contacto y no le da detalles. ¿Control de daños? Las feministas transmisoras no acabaron bien en sus puestos; no por el tema de Jose, claro, sino por intentar ser coherentes en todo caso con los principios del partido. Esos principios que dinamitaba la vida de la mano derecha de Sánchez y tal vez la propia biografía del líder, aunque esa es otra historia.
Así que, como le pasó a Sumar, la esencia feminista del gobierno más feminista de la historia apesta. Aun así, nueve meses tardó Sánchez en sacarlo del gobierno para volver a convertirlo en diputado poco después. Sin darle razones. Ni a él ni a nadie.
Lo personal es político, dice el feminismo, pero es que hubo política también. No solo por la fotografía del sobre con efectivo que ella aportó o por su enigmática frase en la que recomienda mirar el pasaporte del exministro para seguir el rastro del dinero, "al parecer, no ha dejado de viajar desde que dejó el gobierno". El pasaporte, ese documento precioso que retiene la justicia y que Ábalos sueña con recuperar. Es una de sus grandes preocupaciones. Sigan a esa mujer o sigan el dinero. La máxima de cualquier investigador sea o no de pacotilla.
Como le pasó a Sumar, la esencia feminista del gobierno más feminista de la historia apesta
Los misterios del Gobierno de Sánchez sin aclarar. La política exterior que se hace a hurtadillas. Uno, lo saben, es el abandono del Sáhara y de ese nada sabe la exmujer. Otro, el delirante episodio del Delcygate. Aquella noche de 2020 en Barajas, en la que, según Aldama, Ábalos acabó de rodillas ante la vicepresidenta venezolana, pidiéndole que se calmara cuando le dijeron que, contra la invitación recibida, no iba a poder quedarse en España. Ahí Carolina Perles estaba en primera fila de butacas. Así que sabe que cuando, casi en pijama, Ábalos debe salir corriendo hacia el aeropuerto "sin escoltas", solo con Koldo, es porque ha recibido esa orden. ¿Quién le envío al aeropuerto? "Él antes de salir estaba hablando con Marlaska y con el presidente, así que…". El misterio de la noche de Barajas, de ese "pasillo de exclusión Schengen" que se sacan de la manga para poder llevar a la venezolana con la entrada prohibida a un pabellón de autoridades para hacer noche. Esa vigilia de madrugada. Ninguna explicación. Sánchez no conocía la escala; Sánchez reconoce en 2024 que sí estaba informado, cuando el informe de la UCO muestra mensajes con Ábalos de días antes al respecto. Transparencia, negocios y la sombra chinesca de Zapatero. Sánchez alabando la gestión de Ábalos para "evitar un incidente diplomático". Por eso ahora Carolina Perles relata como el director de Aena fue citado en el domicilio del ministro, estando ella presente, para pedirle que borrara las cintas de las cámaras de vigilancia de aquella noche, a lo que este se negó.
Un testimonio que no ha terminado y que se completará la semana que viene en Tele 5. Lo ha hecho por dinero, dice Ábalos, para neutralizarla. Por dinero o por lo que sea, a él le preocupa mucho. Primero, porque la amenazó con meterla en el procedimiento del Tribunal Supremo y para ello obligó a su abogado a hacer el ridículo pidiendo un día a Puente que la citara como testigo y al siguiente rogando al magistrado que olvidara lo pedido. Segundo, porque intentó que se secuestrara la entrevista, acusando a una persona jurídica de ir a cometer "delitos contra su honor", lo cual es también jurídicamente risible. Nervios. El encanto narcisista del seductor —el psiquiatra dixit— se apaga por el camino. Sin poder y sin cash todo es distinto.
Lo personal es político. Hermana, no des problemas. El gobierno más feminista de la historia. Menos mal.