Antoni Puigverd publicó el viernes en el Culturas una reseña muy elogiosa de la última biografía de Jordi Amat, Com una pàtria. La reseña empezaba afirmando que Josep Benet -el protagonista del libro- fue "un gran hombre". Después exaltaba la prosa del biógrafo con un entusiasmo tan acrítico que sólo le faltaba un hula-hop de Cheerleader.

Yo creo que Benet era un hombre más bien pequeño y vanidoso que se olvidó de cultivar la gracia porque ya se encontraba bien en la resistencia. Hace más de ocho años, cuando Amat empezaba a recoger información, le escribí una carta para situar el tema, previendo qué pasaría. Entonces empezaba a entender que, para escribir un poco bien, tienes que intentar pensar como si ya estuvieras muerto.

En Catalunya, esta idea es importante porque hay una industria poderosa que se dedica a utilizar a los difuntos para encadenar a los vivos a los silencios y a los problemas del pasado. La contribución más sólida y más trascendente que Benet hizo en su vida fue aquel libro titulado: El intento de genocidio cultural franquista contra Catalunya. No me extraña que no aparezca en la reseña de Puigverd, aparentemente tan completa.

La Vanguardia se ha dedicado desde siempre a la tergiversación de la memoria. Hace poco, El Temps dedicó un artículo a denunciar los errores que hay en el ensayo sobre Eugeni d'Ors que ganó el último premio Gaziel. Cuando Ignacio Peyró prologó la reedición de los libros d'Augusto Assía Cuando Yunke yunke y Cuando Martillo martillo, ningún reseñista del diario notó que confundía al espía Joan Pujol con el jefe de propaganda del gobierno de Burgos durante la Guerra Civil. Tenían demasiado trabajo a tratándolo de "maestro".

Además, según todas los popes del diario, Assia siguió representando "una lección moral" en medio de la ignominia del primer franquismo, un periodista lúcido y valiente que vio venir la barbarie nazi y la combatió a pesar de la dictadura. Sólo Plácid Garcia-Planas centró la figura del famoso periodista desenterrando los artículos que escribió a favor de Hitler. La gracia es que el exreportero de La Vanguardia tuvo que publicar el artículo en Frontera Digital.

El demonio se encuentra en los detalles y aunque, de momento, sólo he leído el primer capítulo de la biografía de Benet, ya puedo ver por dónde van los tiros. El franquismo es tratado como una excepción en la historia de España. Nadie diría que la república fue un paréntesis y que la dictadura se limitó a reanudar la política autoritaria de siempre con medios modernos. La prosa pasa bien, pero es sentimental, y tiende al eufemismo en los temas incómodos.

Cuando haya acabado el libro haré otro artículo. Estoy seguro de que la biografía tiene virtudes. Pero no creo qué Amat deje Benet como un "gran hombre", sino más bien como uno resistente hiperactivo y comprometido que fracasó cuando se puso a hacer política. También estoy seguro de que no recuerda que Benet era independentista, igual que Ferrer y Gironès, aquel senador del PSC que, durante la Transición, se dedicó a recoger las leyes emitidas contra el catalán mientras sus compañeros del partido se divertían en los bares de señoritas de la capital de España.

Eso nadie lo dirá, todavía, pero si Pujol salió adelante tan bien fue porque sus competidores más ilustrados creyeron que la independencia era imposible y, por lo tanto, indefendible. La caída de Benet no se puede desligar del hecho de que, como muchos otros prohombres del antifranquismo, pensó que se tenía que adaptar a los signos del tiempo y que podría esconder su incoherencia con la superioridad moral de las izquierdas.

Por eso Pujol ganó durante tantos años. Por eso Benet le acabó haciendo la pelota a Gregorio Morán y por eso quien ahora reivindica su figura es un anti pujolista como Puigverd. Si Benet no hubiera cedido, los intelectuales que escriben contra del referéndum no lo reivindicarían con tanto entusiasmo. Su obra sobre la represión de la lengua catalana habría encontrado discípulos que la continuaran y le dieran profundidad. Y no haría falta exagerar para recordarlo y para darle importancia.