Quedan dos semanas para fin de año y, como es habitual, es una época de pensar en todo aquello que ha pasado estos 365 días. Las televisiones, las radios y los diarios hacen programas recordando los sucesos más importantes del año. Las revistas científicas también lo hacen, pero se dividen un poco para no competir. La revista Science hace años que celebra el Descubrimiento del Año (The Breakthrouhg of the Year). No hay que pensar mucho para adivinar que la palma del protagonismo científico del 2020 se la lleva las vacunas contra el Sars-Cov-2, la noticia que ha generado tanta esperanza y expectación en medio de la pandemia. La Covid-19 también ha generado mucha división, porque los negacionistas y otros grupos conspiranoicos han hecho correr noticias falsas. Creo que el término "fake news" ya ha arraigado y hecho fortuna entre nosotros. Actualmente, parece más contundente tildar de "fake" que de "falso" cualquiera de los rumores falsos que nos invaden día sí y día también, vía redes sociales. Nos podríamos preguntar cuánta gente que espera la vacuna tiene realmente intención de vacunarse, o espera que se vacune todo el mundo menos ellos, pero eso sería tema para otro día.

Hay vida más allá del coronavirus. Otra manera de explicar las grandes noticias científicas del año es a través de las imágenes. Los humanos somos animales visuales, y las imágenes impactantes tienen un poder de convencimiento inmediato, mientras que las palabras necesitan más tiempo para ser procesadas e interpretadas. "Lo he visto con mis propios ojos", decimos, cuándo queremos convencer a alguien de alguna cuestión que puede parecer inverosímil. La revista Nature se decanta por esta otra manera de recordarnos hitos científicos. La imagen de entrada de la recopilación fotográfica de Nature 2020 es la versión moderna de la octava plaga bíblica que, según explica el libro de la Génesis, azotó a Egipto. Langostas, la plaga que cae del cielo e invade todo el horizonte, ejércitos sin fin de pequeños drones hambrientos que agostan las plantas y devastan todo el territorio dejándolo sin ninguna brizna de hierba para mantener el resto de animales, incluyendo a los humanos. Kenia y otros países africanos han sufrido este año una plaga de langostas como no la habían sufrido desde hace más de 70 años.

Evidentemente, todas las imágenes escogidas son espectaculares, cada una dentro de su ámbito. Desde una fotografía obtenida desde un telescopio mostrando que la invasión de satélites en el cielo nocturno enturbia y dificulta el estudio de las estrellas a cómo un rayo láser puede segar una célula cancerosa y revelar su interior. Os recomiendo que las miréis todas, pero yo describiré brevemente las que me han impactado más y, tengo que admitir, no me importaría que decoraran la pared que miro buscando inspiración. La primera foto que he escogido muestra el desarrollo embrionario de un pez payaso (Amphiprion percula, como el pez Nemo de la película de Pixar/Disney) dentro del huevo, transparente. Con una precisión exquisita y una cautivadora composición cromática, podemos ver juntas las imágenes del desarrollo del embrión dentro de un mismo huevo, a días 1, 3, 5 y 9 posfecundación: desde una masa de células donde cuesta distinguir algo concreto, hasta ver un pez con el ojo perfectamente formado, a punto de salir del huevo. Esta fotografía ha ganado el concurso Nikon Small World, que recibe imágenes absolutamente fascinantes del mundo científico.

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Crédito: Daniel Knop/ segundo premio del concurso de fotomicrografia Nikon Small World

La segunda imagen que ha capturado mi atención es más sencilla, aparentemente. Si no leéis el pie de figura, exactamente parece una superficie dorada como la de una joya, pero cuando leéis el detalle es imposible que no os quedéis boquiabiertos: es la imagen de la superficie solar de más alta resolución jamás conseguida, gracias al telescopio solar Inouye, en Hawai. Siempre dibujamos el sol como si salieran llamaradas de una bola de gas informe, y resulta que la superficie está formada por celdas de plasma en ebullición. Fijaos en cada celda (el área aproximada de cada una es similar a la del territorio de Tejas), el centro brillante indica el chorro del plasma incandescente, mientras que los bordes más oscuros indican que el plasma se enfría y cae de nuevo hacia el interior por convección. Hay puntos muy brillantes sobre las rayas oscuras, indicadores de la elevada energía de los campos magnéticos en estos puntos. Si visitáis la página del NSO (National Solar Observatory) todavía encontraréis más explicaciones y vídeos con imágenes increíbles de nuestro Sol.

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(Imagen del Telescopio Solar Daniel K. Inouye, página web de NSO/NSF/AURA)

He dejado como última imagen del año 2020 de las que os quería hablar, la de un organoide de piel humana, es decir, piel diferenciada dentro de una cápsula de Petri, a partir de células pluripotentes inducidas humanas (hIPSCs). Increíblemente, se pueden ver los bulbos pilosos, de donde saldrán los pelos, y los vasos sanguíneos que también se han diferenciado, talmente parece una imagen de ciencia-ficción. Este es el futuro de la regeneración de tejidos y órganos humanos, como en otros artículos ya os he comentado. A mí se me pone la carne de gallina viendo esta perfección de piel... ¿Quizás será la solución definitiva para los injertos de pelo para los calvos?

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Crédito: Jiyoon Lee and Karl R. Koehler, artículo original publicado en Nature 2020, doi: 10.1038/s41586-020-2352-3

Cada imagen, cada hito, me sorprende más. ¡No me digáis que no son imágenes espectacularmente bellas! Una buena manera de acabar este año y avistar que la ciencia todavía nos ofrece y nos ofrecerá muchas más sorpresas para dejarnos boquiabiertos