La Unión Europea (UE) está dispuesta a darle la vuelta a su economía para lograr ser líder mundial en el cambio climático. Ello supondrá una revolución desde la forma en que la gente calienta su casa hasta los automóviles que conducen, aunque el resultado que le acompañe sea una subida de impuestos.

Todo esto, además, provoca sudores fríos a los dirigentes empresariales, sobre todo en las pymes, debido a que las industrias se verían obligadas a reducir al menos un 55% las emisiones de carbono. El paquete de medidas se ha bautizado en Bruselas como "Fit for 55".

En cualquier caso, es más fácil decirlo que hacerlo. El camino hacia cero carbono está envuelto en todo tipo de dificultades. En principio, para los estados miembros, a los cuales se impondrán objetivos nacionales de reducción de emisiones de gas con efecto de sierra, y de rebote, para las empresas y los ciudadanos. "Aunque lo que se ha presentado ahora no será fácil, "lo que siga será de lo más difícil", según Frans Timmermans, vicepresidente ejecutivo del Medio Ambiente Europeo.

Por entrar en lo más cotidiano, la calefacción de los edificios se verá afectada, ya que se estima que representa el 40% del consumo del CO2. A eso se agregará eliminar los nuevos automóviles con motor de combustión e imponer tasas impositivas a las importaciones de acero, cemento y aluminio. La agricultura no se librará del "Fit for 55".

La fuerte apuesta de la UE ha sido vista y apreciada como maximalista hasta que las inundaciones más graves desde 1953 asolaran este mes el Centro de Europa, con sólo en Alemania 183 muertos y decenas de desaparecidos

Es la estrategia climática más ambiciosa jamás impulsada, por encima de China, que se presenta como ejemplo de futuro. China tiene como objetivo reducir un 3% su consumo energético por cada unidad del producto interior bruto (PIB) en 2021, según el informe presentado en marzo a la Asamblea Nacional Popular por el primer ministro, Li Keqiang. 

Además, el informe destaca que China desarrollará "activamente" la energía nuclear "con la seguridad como premisa".

A su vez, EE.UU. genera ahora casi el 20% de su electricidad a partir de fuentes renovables como la energía eólica, solar e hidroeléctrica, mientras que la nuclear representa otro 20%.

La fuerte apuesta de la UE ha sido vista y apreciada como maximalista hasta que las inundaciones más graves desde 1953 asolaran este mes el Centro de Europa, con sólo en Alemania 183 muertos y decenas de desaparecidos. En una visita a Schuld, epicentro de la catástrofe, la canciller Angela Merkel ha urgido a "actuar a fondo" en la lucha contra el cambio climático.

La conmoción provocada por las mortíferas inundaciones podrá tener repercusiones en las elecciones alemanas de septiembre, donde un Partido Ecologista a la baja está subiendo en las encuestas y podría llegar al poder a través de alianzas políticas de per se minoritarias.

Así, el dilema verde se ha puesto al rojo vivo en Alemania, promotora en buena parte de los 750.000 millones de euros para la reconstrucción de Europa. La inolvidable Heidi, que tantas veces hubo de esconderse de la señorita Rottenmeier, podría asomarse para conciliar los dos frentes que el clima y lo verde pueden crear en un 2021 que ya está suficientemente castigado con la covid-19 y sus nuevas variantes.