Después de una investigación periodística de altísimo nivel, La Vanguardia nos ha recordado que Jorge Fernández Díaz fue la mastermind de la Operación Catalunya. Que el antiguo ministro del PP se ejercitaba como pocos en el arte de esparcir mierda contra la tribu lo sabíamos desde que se publicaron sus celebérrimos audios con el comisario Villarejo. De hecho, todos los que podemos acreditar la titulación de parvulario intuimos de hace años que el PP no tendría ningún problema en adulterar la legalidad con tal de detener aquello que llamamos proceso de independencia, haciendo uso de todo el poder de la cúpula policial del ministerio y, faltaría más, con el conocimiento implícito de Mariano Rajoy (a través de su camarlengo Jorge Moragas quien, como corresponde a un fiel comandante del alcantarillado español, vive tan tranquilo de embajador real en Filipinas). Haciendo honor a Rajoy, de hecho, los pulitzers de Godó podrían haber resumido tanto frenesí informativo en un breve titular: Fernández Díaz es Fernández Díaz.

Todo ello es un asunto poco sorprendente; no solo porque Fernández Díaz (y los españoles en general) no tengan ningún problema de ética con el hecho de saltarse la propia ley para cascar al independentismo, sino porque cuando tienen que inventarse delitos o espiar individuos siempre acaban teniendo la delicadeza de contratar a un catalán de nacimiento como Moragas o Fernández Díaz. Servidor lo entiende perfectamente: les metemos una pereza inmensa, incluso para cosis como inventarse un dinero en Suiza, y es bien lógico que para reunirse con examantes horteras de hijos de expresidentes acaben buscando secretarias del poder sin mucho trabajo como Alicia Sánchez-Camacho (otra premiada del alcantarillado, que vive plácidamente en una silla en el Congreso con el correspondiente aguinaldo del Estado). Todo eso, insisto, es una cosa tan de los enemigos que da una pereza importante recordar.

Resucitar la Operación Catalunya ahora mismo solo beneficia a la partitocracia del poder y a los apologetas del ir tirando atrás

Lo que no ha publicado La Vanguardia en su apasionante serie sobre la Operación Catalunya es que la izquierda española también conocía perfectamente los trapicheos criminales de Jorge Fernández Díaz. Eso es difícil de decir en plena etapa del reencuentro, ahora que las élites catalanas viven bastante ufanas con un gobierno del PSOE en Madrid y sus virreyes de Esquerra en permanente formación profesional de devenir convergentes. Es así como, lo veréis en las próximas semanas, La Vanguardia convertirá la Operación Catalunya en un serial por entregas que tiene como objetivo noquear un poco al PP mientras se le lava la cara a Pedro Sánchez (como si, después del 155, el PSOE hubiera sido un invitado de piedra más en la pacificación violenta de Catalunya). Lo que no confesarán sus periodistas, en resumen, es por qué se publica ahora una información que muchos de ellos sabían desde más de un lustro.

De hecho, a los estrategas de toda esta pamema no les falta buena nariz. Resucitar la Operación Catalunya ahora mismo solo beneficia a la partitocracia del poder y a los apologetas del ir tirando atrás. Pensad por ejemplo en el alcaldable Xavier Trias, quien ha aprovechado la noticia para recordarnos cómo las cloacas del Estado provocaron que perdiera la alcaldía (por mucho que se repita una mentira no será verdad, Xavier) y también se ha apresurado a decir que no se querellará contra Fernández Díaz, pues no quiere gastarse pasta en abogados para que los tribunales vuelvan a decirle lo mismo (¡como si un convergente se hubiera tenido que sufragar la consulta legal nunca!). Lo que no dice Trias es que se presenta en Barcelona buscando el afecto de los votantes del PP, encantadísimos con un candidato repelente a la independencia que vuelva a la cosa convergente de siempre. Así tampoco llegará a la alcaldía, dicho sea de paso.

Al fin y al cabo, como veis, es una cosa propia de un país donde la única noticia es que no hay noticia, donde la permanente e inmutable verdad, eso sí, es que a los responsables de la Operación Catalunya no les pasará nada de nada. Bostezo y seguimos.