“La sociedad perdona a veces al criminal, pero no perdona nunca al soñador”

Oscar Wilde

En Madrid es fácil saber si las convocatorias del trifachito en Colón, o en cualquier otro sitio, han resultado exitosas o no sin necesidad de acudir a los recuentos tradicionales de la Delegación del Gobierno o las policías. En Madrid basta con darse un paseo dominical antes de la hora de comer y reparar si el número de tomadores de cañas y de vermús con banderas como capa, como falda, como camiseta o como braguero es elevado tirando a preocupante. Si las mesas están llenas de gorras y pitos y rojigualdas al viento y de señoras de peluquería con cuñas de esparto y relojazos, entonces es que la manifa ha sido multitudinaria. Nada de eso se dio en una ciudad semidesértica bajo el calor sofocante del pasado domingo.  

Con foto o sin foto, las fechas en las que los políticos catalanes presos serán libres se van perfilando poco a poco. Calvo nos dice que cree que estarán listos para ser llevados a Consejo de Ministros “en dos o tres semanas”. La ministra portavoz ha dicho tras el Consejo de Ministros que el Gobierno quiere que la cuestión esté resuelta antes del encuentro entre Sánchez y Aragonès. Por tanto, serán más dos semanas que tres, si estos plazos se cumplen, dado que el encuentro está previsto antes de que finalice junio.

Una vez que el decreto de indulto sea aprobado un martes en Consejo de Ministros y publicado en el BOE, el trámite que resta ante el Tribunal Supremo será rápido, con el objetivo de dejar en libertad a quienes tienen condonada su pena en el menor plazo posible. “Si el indulto fuera total, la libertad sería cuestión de minutos; si es parcial, como exige una liquidación individualizada de condenas, será cuestión de algunos minutos más”, así de tajantes son en el tribunal. Los rumores relativos a una eventual voluntad del tribunal sentenciador de demorar la ejecución del indulto deben ser descartados. La Fiscalía, me dicen, está preparada para emitir su informe de liquidación, si es requerido para ello, en menos de 24 horas. Algunas fuentes, algo más arriesgadas, fijan en una semana o menos el plazo que será preciso para cumplir todos los trámites y enviar el fax que desde el Supremo ordene la puesta en libertad.

Es importante que el Gobierno explique a la ciudadanía española lo que pretende con los indultos y creo que es importante que se vaya desdramatizando, a fuerza de realidad, ese espantajo de humillación y miedo que las derechas han intentado atizar sin demasiado éxito

A alguno la pregunta le ha parecido casi un improperio: “Nosotros no jugamos con el cumplimiento de las leyes” y el indulto es una prerrogativa completamente legal. Sería inconcebible que un juez mantuviera en prisión ni un segundo de más a un preso que legalmente debe quedar en libertad, le guste o no le guste. No es algo tan poco común. Ocurre en ocasiones que por un mal cómputo de los plazos, a los juzgados se les pasa el momento exacto del plazo de dos años de prisión preventiva sin haber realizado la prórroga, en la Audiencia Nacional tienen mucha experiencia en esas lides. En ese caso y por mucho que no guste la idea de soltar a preventivos que pueden darse a la fuga, la orden de excarcelación es siempre inmediata. No, no van a jugar con una cosa como esa en el Supremo. Siendo la respuesta de las prisiones rápida, que lo será, y el informe de la Fiscalía ágil, con lo que también se puede contar, el plazo entre la firma y publicación del decreto de indulto será por fuerza breve.

Lo importante es que en la vicepresidencia primera del Gobierno, en el Ministerio de Justicia, así como el resto de personas que han colaborando en la elaboración jurídica del contenido del decreto, consideran que han afinado mucho jurídicamente y que no se dejan asideros por los que se pueda colar el afán de anulación que anida sin duda en algunos partidos y, por qué no, en otros estamentos. También hay que decir que están resignados a pensar que, al final, Vox no se quedará conforme e intentará la anulación. Ya expliqué ("Un indulto no es un chaleco") que la sala III tendría que desdecirse de una decisión tomada en pleno ―con participación de sus 32 miembros― en 2014 sobre la falta de legitimación activa de los partidos políticos para interponer demandas ante la jurisdicción contencioso-administrativa si quisiera admitir a trámite esta. Tampoco es tan sencillo. En caso de pasar por el escandaloso trámite de enmendarse a ellos mismos y admitir la demanda, sería de la mayor importancia que los redactores no hubieran dejado ningún resquicio por el que se pudiera argüir que las razones de utilidad pública esgrimidas por el Gobierno no son razonables o carecen de sentido lógico. En eso sí dicen haberse empleado a fondo. En realidad a mí lo difícil me parece que la sala tercera pudiera meterle mano a un indulto de estas características, dado que no pueden entrar a valorar si les gusta o no la argumentación sino si es suficiente y lógica. Eso, no obstante, es otra pantalla y a esa, por más que vivamos tiempos veloces, es seguro que no llegaremos antes del otoño. Tal vez entonces estén ya en otra cosa. Recuerden que tras las elecciones de Madrid daban por hecha la caída del Gobierno y ahora ya se les ha pasado la llantina.

Hay tiempo mientras, con los políticos catalanes ya en la calle, para la pedagogía. Creo que es importante que el Gobierno explique a la ciudadanía española lo que pretende con los indultos y creo que es importante que se vaya desdramatizando, a fuerza de realidad, ese espantajo de humillación y miedo que las derechas han intentado atizar sin demasiado éxito, al menos en las calles. La comparecencia en el Senado del presidente del Gobierno para explicarlos camina, creo que con acierto, en ese sentido. Tampoco estaría de más que otras fuerzas políticas hicieran saber a los españoles que no son solamente los catalanes independentistas los que pueden esperar el indulto sino que son mayoría abrumadora los catalanes, también los no indepes, que creen que es un paso imprescindible para encarar el futuro. Esa idea, tan evidente, es completamente desconocida por la mayor parte de la ciudadanía de otras partes del Estado.

Aunque nadie quiere precisar más, para no pillarse los dedos, yo estoy segura de que este año me voy de descanso estival dejándoles escrita la crónica de esa salida de prisión de Junqueras, Cuixart y el resto de políticos condenados. Ya lo verán.