Si antes de cada acción pudiéramos prever todas sus consecuencias, nos pusiésemos a pensar en ellas seriamente, primero en las consecuencias inmediatas, después, las probables, más tarde las posibles, luego las imaginables, no llegaríamos siquiera a movernos de donde el primer pensamiento nos hubiera hecho detenernos

José Saramago. Ensayo sobre la ceguera

 

Además de intensa, como me definen algunos, tengo que confesarles que soy provocadora. Y lo demuestro. Por eso, antes de que el expresidente del Gobierno Mariano Rajoy haga su entrada en la sala de vistas para declarar, déjenme que les diga que seguramente el interrogatorio que en primer lugar le realice esa acusación popular de la que yo reniego, la del ultraderechista Vox, tenga preguntas muy pertinentes para aclarar el terrible montaje que la fiscalía está intentado escenificar en su interrogatorio. Quiero decir que su interrogatorio acusador debería obrar como agente absolutorio si se aplicara la lógica y si se tienen en la mano todos los datos, incluidas las incoherencias de la fiscalía y hasta de los miembros del propio tribunal que enjuicia ahora.

Es seguro que el acusador de Vox va a preguntarle a Mariano Rajoy por qué no hizo nada para repeler el golpe. Van a insistirle en que podía haber dado instrucciones para detener a los “golpistas” a principios de octubre para ponerlos a disposición judicial utilizando a las policías incluso al Ejército, podía haber emitido comunicaciones oficiales sobre el golpe en los medios de comunicación y haber utilizado decretos urgentes para el control efectivo de la situación. Si se ponen a mirarlo es lógico. Te están dando un golpe de Estado, como dicen, y produciéndose un alzamiento violento y tumultuario en Catalunya y tú, como presidente del Gobierno, te quedas leyendo el Marca y no parece muy lógico. Eso es lo que tienen que preguntarle a Rajoy porque será muy interesante.

La cuestión es que esto no lo dice Vox ahora, a toro pasado, la cuestión es que Vox fue el único partido, la única instancia, que vio que se estaba dando un golpe de Estado en directo. Nadie más lo vio. Ni los medios de comunicación ni la fiscalía ni el presidente del Gobierno. La rebelión fantasma que sólo la ultraderecha detectó. Por ese motivo el mismo día 3 de octubre, dos días después del referéndum, los portavoces de Vox le dieron un ultimátum a Rajoy para exigirle que detuviera de manera inmediata a los sublevados y sediciosos. Algo que en aquel momento resultaba tan folclórico que sólo lo publicó un medio. “Tenemos preparada una querella contra Rajoy que será presentada en 48 horas si el gobierno no lleva adelante de manera inmediata la detención de los golpistas, los sublevados, los sediciosos... de los que directamente se han declarado en rebeldía”, aseguraba Abascal. Evidentemente nadie les hizo ni caso y el día 5 de octubre presentaron, en efecto, querella contra Rajoy por dejación de funciones, desobediencia, denegación del auxilio judicial y omisión del deber de perseguir los delitos. ¿Se enteraron ustedes? Ni ustedes ni nadie. Una excentricidad. Una prueba de que desde el 3 de octubre hasta que se filtran las primeras amenazas el 20 de octubre sobre la preparación de la querella, nadie está pensando en tales delitos. De hecho, tal filtración se realiza para intentar paralizar la DUI antes de que se produzca. Puigdemont viaja a Bélgica el día 28 sin que exista ningún procedimiento ni querella registrada contra él.

¿Vio o no vio una rebelión y un alzamiento violento el entonces presidente del Gobierno? ¿Si lo vio, por qué no actuó? 

La querella de Vox, la que acusaba al presidente del Gobierno de no haber hecho nada por parar esa rebelión que ahora mayoritariamente la sociedad española considera que se produjo de forma obvia e indubitada, siguió su curso. La fiscalía, la del Tribunal Supremo, la que ahora acusa de una rebelión gestada durante años, informó que “Rajoy tomó cuantas iniciativas estaban a su alcance para mantener y restaurar la legalidad que se hubiera podido vulnerar en el proceso de independencia promovido por el Govern”. Textualmente. Es decir, la Fiscalía del Tribunal Supremo consideraba que Rajoy ya mantuvo la legalidad con el 155 pero, y eso es obvio, éste no es un artículo previsto para parar una rebelión violenta, sino que hubiera sido la declaración de los estados de excepción o sitio, algo mucho más adecuado. No hizo falta, decía la fiscalía. Bien, creo que estaría bien que preguntaran sobre ello en el juicio ¿no? ¿Hacía o no hacía falta? ¿Vio o no vio una rebelión y un alzamiento violento el entonces presidente del Gobierno? ¿Si lo vio, por qué no actuó? No sé cómo será el interrogatorio, a veces pienso que en vez de fiscales o abogados estaría precioso que redactaran los interrogatorios periodistas, ¿no creen?

La querella de Vox contra Rajoy no fue inadmitida hasta el mes de enero en una resolución de la que muy poca gente tuvo conocimiento. Lo que sucede es que no podemos decir lo mismo del tribunal enjudiciador que escuchará el testimonio de Rajoy porque CINCO de sus siete miembros firmaron ese archivo y conocen al dedillo las acusaciones que Vox le hacía al presidente del Gobierno, de inacción ante una rebelión, y consideraron que eran infundadas. Así que CINCO de los siete magistrados al menos, Marchena, Martínez-Arrieta, Berdugo, Varela y Del Moral, consideran que Rajoy no tuvo que hacer detener a los golpistas ni presentarles querella ni aplicar todos los medios a su alcance para parar una rebelión.

A mi, què quieren, me parece una historia muy bonita. La rebelión, el alzamiento violento, que sólo existió para castigar a unos políticos catalanes, pero que no existió para obligar al presidente del Gobierno a detenerlo. No me digan que no da para un buen interrogatorio, aunque lo hagan los ultraderechistas de Vox. Espero que alguien recoja en sala el efecto boomerang. Ya tengo las palomitas.