Brillos mortales despuntan al alba
Sangres que tiñen de malva
El amanecer”

Mecano

 

Sólo hay una estampa tan paradigmática como la del grupo de jubilados mirando una obra y dándoles consejos no pedidos a los operarios y es la del jubilado que prescinde de todo temor mundano y va diciendo las verdades del barquero a diestra y siniestra, incluso cuando eso pone en jaque a sus familiares que aún tienen respeto social que guardar. Esto último se parece a lo que le ha pasado al número dos en la jerarquía del ministerio fiscal, Luis Navajas, cuando ya no ha podido soportar más no sólo que le estuvieran presionando para que se aviniera a hacerle un oportuno lawfare al Gobierno, sino que además los manipuladores, viendo frustrados sus propósitos, se fueran a susurrarles a los periodistas que él, Luis Navajas —monárquico, monógamo y madridista—, era una marioneta de los malos ni que dejaran por los suelos un nombre labrado durante muchos años.

Navajas acaba de ser abuelo y mira con ternura en la cuna al que cree será otra generación más de fiscales Navajas. Le quedan 80 días para jubilarse y ya le importa una higa todo lo que no sea eso. De aquí podemos sacar una conclusión muy relevante: en este país sólo hablan los que no tienen nada que perder y eso, en el caso de altos funcionarios, sólo se produce en los jubilados. Observen qué magistrados del Supremo cantan las verdades del barquero: los jubilados. Miren qué fiscales abren la boca para denunciar lo que pasa: los jubilados o los que están a punto de jubilarse. Los demás que hablan, hablan en su propio provecho. Una situación que sólo nos habla de la real omertá que rige en las carreras administrativas. Si hablas, estás fuera. O eres de unos o de otros o te quedas en un vacío inane en el que te llegarán las bofetadas de todos y, además, si te metes en líos, te quedarás solo. Eso es exactamente lo que le está pasando al fiscal Stampa, que allí lejos en Canarias se permitía hacer el vacío a los compañeros rojeras para no contaminarse, y ahora los suyos le han dejado tirado, medios incluidos, por aquello de que dicen que se relacionó promiscuamente con Podemos. Navajas ha llegado a decir que le daba asco, pero Navajas es un señor mayor y monógamo. Tal vez se ha pasado un poco aunque no deja de ser el tipo que le tocó las pelotas a la Guardia Civil de Intxaurrondo en plenos años de plomo. Él mismo, sin arredrarse.

Hasta que no ha pasado el furor patriótico, y cuando ya no peligra nada de lo suyo, no nos deja claro que estos fiscales “están contaminados ideológicamente”, o lo que es lo mismo, que no trabajan para la defensa de la legalidad sino para la defensa de que una ideología llegue al poder

Entre todo lo que ha largado sobre esa batalla que tiñe la Fiscalía del Tribunal Supremo, tengo que resaltar sin remedio que haya confirmado lo que llevo muchos meses relatándoles a ustedes, a saber, que los cuatro fiscales del procés se habían encastillado, se habían hecho bola, y se habían transformado en una especie de jinetes conjurados, como ya les dejé dicho en “Cuatro cabalgan juntos”. Lo mismo que respalda, como les conté, que ni mucho menos todos los juristas, jueces y fiscales de este país estaban de acuerdo con la burrada jurídica de acusar por rebelión. A mí me parece cobarde que no lo dijeran cuando la espiral del silencio amenazaba con tragárselo, pero bueno es que lo reconozcan ahora para que se vea que algunos no nos inventamos las cosas. Dice Navajas: “La causa más importante que dicen que ha habido en democracia, tras el 23-F, era la causa del procés. Y se decía: es la más importante porque está en juego la integridad del país. Esa causa la asumen cuatro fiscales y se la comen con patatas ellos”, ha dicho Luis Navajas. Como verán, dice que “se decía”, como si él no lo compartiera y también nos aclara que fueron ellos cuatro, convertidos en brigada Aranzadi, los que se ocuparon de ello sin dejar meter cuchara a nadie. Otra cobardía, porque todos los que vieron que eso era una aberración deberían de habérselo hecho saber, sobre todo si eran sus jefes.

El casi jubilado Navajas además sangra por la herida del prestigio porque le han llegado a presionar, nada menos que Consuelo Madrigal, para que informara a favor de las querellas contra el Gobierno con el nombre de la carrera fiscal, ese que había que preservar y que pidieron que no “tirara por la borda el prestigio que nosotros hemos conseguido con el procés”. Aquí el viejo fiscal ya no se corta un pelo. ¿Prestigio, pero qué prestigio si les dieron un guantazo? “Nadie descalificó el informe de estos señores aunque algunos no estábamos de acuerdo, pero a mí no se me ocurrió ir a un periódico a decir que eso de la rebelión era una barbaridad”, dice y lo cierto es que debería haberlo dicho, él y todos los que callaron o fueron callados mientras tal aberración se perpetraba.

Hasta que no ha pasado el furor patriótico, y cuando ya no peligra nada de lo suyo, no nos deja claro que estos fiscales “están contaminados ideológicamente”, o lo que es lo mismo, que no trabajan para la defensa de la legalidad sino para la defensa de que una ideología llegue al poder. Exactamente lo que muchos consideran una especie de golpe de togas. Fíjense que además de Fidel Cadena, él nombra específicamente como autora de la presión a Consuelo Madrigal, ex fiscal general del Estado, la misma que firma artículos contra el Gobierno en la prensa que han sido incluidos en decenas de querellas como documentación para apoyar la acción criminal del Gobierno de España. “La hubieran tenido que llamar de testigo”, ironiza Navajas sobre ese extraño papel de la fiscal que está pendiente de una denuncia realizada ante la propia FGE.

Lo cierto es que por cierre o derribo o por mudanza, iremos viendo como el frente cerrado que se constituyó en la justicia española con respecto al procés irá mutando. Pronto sabremos lo que sucede con Trapero. El problema de la justicia española reside también en la existencia de una base de meritorios que están dispuestos a navegar un poco para aquí o para allá según quién tenga el poder para nombrar. Por eso, ahora que se habla de la presentación del proyecto de rectificación del delito de sedición en el Código Penal, no creo que haya riesgo de que el Tribunal Supremo se enroque a la hora de realizar la aplicación retroactiva de su contenido sobre los reos del procés. Al tiempo.

El ecosistema varía y se altera y sus habitantes se reposicionan o evolucionan o mutan. Es ley de vida.