Según Statista (un portal de ámbito mundial sobre datos de mercado y de consumo), el primer semestre de 2020 se produjeron en todo el mundo 113.850 millones de visitas a portales de venta por internet. La cifra, que asusta un poco, es un 31% más alta que en el primer semestre del año anterior. Un aumento como este parece que puede explicarse por el impacto de la pandemia sobre la forma de comprar. Pero de hecho, la compra por internet ya viene creciendo desde hace mucho, y probablemente el coronavirus no ha hecho más que acelerar una tendencia sostenida en el tiempo. La misma Statista indica que en 2019 la compra por Internet por parte de los consumidores sumó 3.530 billones de dólares y prevé que en el 2022 suba hasta 6.540 billones, es decir, prácticamente el doble. Si eso ocurre, no será sólo por el aumento del consumo, sino por sustitución de canales actuales para el nuevo, internet.

Acercándonos un poco más a casa, Caixabank Research ha analizado los pagos por tarjeta de los 13,5 millones de clientes que el banco tiene en el Estado, una base de información bastante representativa. En el estudio que se acaba de publicar, se compara en mayo del 2020 (en estado de alarma) con mayo del 2019, y se observa que el gasto en compra hecha por internet pasó del 13,8% al 19,8% del total. En cambio, la compra presencial en los meses de mayo de 2018, 2019 y 2020, fue bajando del 53% al 47% y al 40%. La institución ha hecho la misma comparativa respecto a septiembre y obtiene unos cambios mucho menos acentuados, que indicarían la excepcionalidad de la incidencia del estado de alarma (en septiembre no había), a la vez que confirmarían que la tendencia subyacente de aumento de la compra e-commerce es clara.

Pasando de España a Catalunya, la Dirección General de Comercio acaba de publicar este noviembre "Recodificando el comercio" a partir de una encuesta a 806 compradores de productos (no de servicios) hecha en julio de este año. Para la mitad de los compradores la crisis de la Covid ha hecho cambiar los hábitos, las preferencias y la forma de compra. Resultan indicativos de la incidencia de la Covid los datos de compra por Internet, segmentados por categorías de producto comparando febrero y julio de este año, por lo tanto pre y post confinamiento: en producto fresco el porcentaje de compradores a distancia da un salto del 12% al 23%; en otros productos cotidianos pasa del 22% al 29%; en moda, que ya era muy alto, paso del 49% al 56% (Mango ya vende un tercio por internet); en equipamiento del hogar sube del 42 al 50%; en ocio, cultura, electrónica y deporte —los productos con más implantación de la compra por internet— se sigue creciendo y se pasa del 60% al 69%.

Según el mismo estudio, el aumento de la compra por Internet se explica porque los que ya eran compradores por este canal han comprad más y han ampliado las categorías de productos de sus compras; pero también porque durante el confinamiento se incorporaron nuevos compradores. Los portales generalistas tipos Amazon siguen siendo el sitio de compra principal por internet. Pero también destacan, con mucha compra ocasional, las webs de tiendas de electrónica, de supermercados, de tiendas de moda, de libros, de deportes...

El aumento de la compra por Internet parece imparable, a remolque de los movimientos que la impulsan, sean las tecnologías de la información, la logística o la propia oferta de productos que ven una nueva vía de acceder al consumidor.

La pandemia (con sus restricciones de movilidad y con la distancia social que impone) puede estar actuando de palanca de un canal de compra que cambia la calle comercial por la calle de Internet, que está abierta 24 horas 7 días a la semana, que te muestra en pocos clics toda la oferta existente para una necesidad concreta, que permite compararlo aunque te hace centrar tu atención sólo en las tiendas que te interesan, entre otras cosas. Para acabar de arreglarlo, si quieres, te llevan la compra en casa.

Todo esto lo dice alguien que lo único que ha comprado por internet y de manera puntual es algún libro o, en el pasado, algún viaje. Pero claro, soy de una generación que ha crecido con la compra presencial, mientras que las estadísticas de compra que he citado recogen la influencia creciente de las generaciones más jóvenes... y el empuje inesperado de un virus que probablemente ha acelerado una enfermedad que sufren muchos comercios tradicionales.

Modest Guinjoan, economista.