El BBVA Research (una unidad de estudios económicos del BBVA) difundió hace pocos días su análisis de coyuntura y de previsiones para la economía catalana, a través de una publicación de frecuencia semestral, disponible en catalán y en castellano, accesible en abierto por internet y que se puede consultar en este ENLACE.

Además de la explotación y valoración de las estadísticas oficiales que se publican con regularidad, el informe contiene información interesante relativa al consumo que realizan los clientes del banco a través de las tarjetas de crédito. En una línea similar a lo que hace CaixaBank en su web "Economía en tiempo real", el BBVA presenta la evolución del gasto presencial de sus clientes con tarjetas del banco (no las compras por internet), sea de consumo de catalanes en Catalunya y fuera de Catalunya, sea de consumo de no catalanes en Catalunya. En algunos casos, da detalles por provincias, también compara datos con otras comunidades autónomas, etc. En cualquier caso, en una época en la que se han generalizado las tarjetas como medio de pago, bancos como este con gran implantación pueden tomar el pulso del consumo de manera muy representativa, más allá de que eso proporciona a los bancos una valiosa información de hábitos de compra por perfil de cliente (lugar de residencia, salario, impuestos que paga, patrimonio que tiene, frecuencia y un largo etcétera).

En este capítulo de gasto, durante la primera mitad del 2023, el BBVA detecta signos de cierto debilitamiento (por la inflación, el aumento de los tipos de interés y, en menor medida, la sequía), pero menos de lo que se anticipaba hace unos meses. Donde más se ha desacelerado el consumo con respecto al segundo semestre de 2022 ha sido en los gastos asociados a viajes y en las compras de productos de consumo duradero; en cambio, siguen siendo muy dinámicas las compras en grandes superficies.

El PIB catalán se prevé que crezca un 2,6% en términos reales (2,4% en el conjunto del Estado, 2,35% en el resto del Estado), menos de la mitad de lo que se creció en 2022, pero mejor de lo que se preveía y mucho mejor, por ejemplo, que Francia y Alemania

El turismo, medido en gasto efectuado con tarjetas extranjeras, muestra datos positivos (cómo es lógico, en las demarcaciones turísticas), destacando Tarragona, donde ya se duplica el gasto precrisis. Barcelona y Girona también van bien. Por cierto, un dato interesante es que en Barcelona, en 2019, se concentraba el 60% del gasto efectuado por los turistas en toda Catalunya, lo que muestra la potencia de atracción de la capital. El gasto de catalanes en Madrid y en el extranjero se encuentra relativamente parado.

El PIB catalán se prevé que crezca un 2,6% en términos reales (2,4% en el conjunto del Estado, 2,35% en el resto del Estado), menos de la mitad de lo que se creció en 2022, pero mejor de lo que se preveía y mucho mejor, por ejemplo, que Francia y Alemania. El país recuperará en 2023 el nivel de PIB de la prepandemia. La reducción de los precios del petróleo y de algunas materias primas ha incidido positivamente en el PIB y la inflación, aunque se trata de un impacto en el corto plazo. Para el año 2024 el BBVA prevé que la economía catalana crecerá un 2%.

Uno de los factores que más influye en la relativamente buena marcha de la economía, aparte de la exportación de servicios vía turismo, es la exportación de bienes físicos, que superó el mes de abril en un 10% los niveles previos a la pandemia en términos reales (sin considerar precios).

El empleo también muestra claros síntomas de mejora en las siete zonas geográficas en las que el banco clasifica nuestro país. En todas ellas, el crecimiento de los afiliados a la Seguridad Social este 2023 es superior al 1%, con un impacto cuantitativo más importante por parte del Eje metropolitano (Barcelona y entorno) y del Eje gerundense. Se destaca que los aumentos salariales pactados en convenio con efectos hasta mayo han sido en Catalunya del 3,2%, lo cual debería consolidar la caída de la inflación que se viene registrando. Por cierto, la creación de empleo crece gracias a la inmigración.

Del informe en cuestión, destaco finalmente algunos puntos adicionales que ayudan a percibir como marcha la economía catalana:

  • Hay una bolsa de ahorro acumulado sin gastar. Los depósitos bancarios se mantienen un 10% por encima de los niveles precrisis.
  • La compra de vivienda se debilita de manera muy notable (tanto de la habitual como de la secundaria), se modera su precio y también su oferta (en visados de vivienda).
  • El gasto de la Generalitat se acelera, los ingresos autonómicos no acaban de recuperarse y, si nos atenemos a los presupuestos aprobados (que contemplan más gasto y un déficit en aumento), anticipan que hará falta que la institución ajuste sus cuentas.
  • La tasa de paro, que en 2022 fue del 9,7%, baja al 8,9% en 2023 y se prevé del 8,3% en 2024.

En resumen, moderación con respecto al rebote postpandémico de 2022, con registros globales mejores de lo que se esperaba. A ver cómo va la segunda mitad del año.