Hoy el colegio de la Abogacía de Barcelona ha convocado un acto de homenaje en el 150 aniversario del nacimiento de Joaquim Dualde, como decano de la institución de 1926 a 1930.
La invitación y homenaje es por el hecho de que fue decano en el período de la dictadura y participarán el decano actual, Jesús M. Sánchez, y el exdecano Eugeni Gay.
Este homenaje es una prueba de desmemoria y de falta de dignidad, porque no es aceptable en una institución democrática como lo es el Colegio de la Abogacía que se rinda homenaje a una persona que aceptó el cargo de decano impuesto por la dictadura de Primo de Rivera.
La Junta de Gobierno que había aprobado que la lengua catalana era la lengua oficial del colegio como es hoy, aprobó, en Junta General el 10 de mayo de 1924, editar la Guía Judicial en catalán, en un momento en que el dictador prohibió nuestra lengua en las instituciones públicas. El 30 de diciembre de 1924 el gobernador civil ordenó la publicación de la guía en castellano, amenazando con imponer una multa de 500 pesetas a los abogados que habían votado a favor de la publicación en catalán en la Asamblea que se aprobó. La Junta de Gobierno, presidida por Raimon de Abadal, se mantuvo en el acuerdo.
El 5 de marzo de 1925 se publicó una real orden en la que se destituyó la Junta presidida por Raimon d'Abadal y se imponía una nueva presidida por el decano y la Junta que era presidida por Joaquim Dualde Gómez y, como diputado primero, Albert Bernis, aparte del resto de miembros.
La Junta presidida por el decano Ramón de Abadal se mantuvo en el cargo, porque entendía que solo podían ser sustituidos por una nueva elección hecha por los colegiados, de acuerdo con los estatutos.
La Junta impuesta fue constituida por el presidente de la audiencia territorial, en ausencia del diputado primero Bernis, que se negaría a tomar posesión por haber sido designado contraviniendo los estatutos. Fue detenido y fue suspendido en el ejercicio; procesado y condenado en sentencia confirmada por el Tribunal Supremo por desobediencia a dos meses de arresto.
El gobernador de la provincia, Joaquín Milans del Bosch, de acuerdo con el presidente de la Audiencia, requirió a la Junta destituida que acataran la orden y se retractaran públicamente. Al negarse, fueron detenidos el 18 de marzo de 1926 y desterrados en pueblos de Aragón y Valencia.
La Junta de Gobierno impuesta fue vigente hasta 1930, cuando se convocaron nuevas elecciones, en las que fueron repuestos los cargos destituidos más Albert Bernis, que fue elegido como diputado primero en un acto de reconocimiento y desagravio por su actitud honorable.
Unos compañeros regalaron a Bernis un cuadro que ahora está en la sala Duran y Bas del Colegio, que tiene una placa en el marco donde dice el motivo del ofrecimiento, en reconocimiento por no haber aceptado el cargo impuesto.
Una sociedad democrática y las instituciones como el Colegio de la Abogacía no pueden ignorar estos hechos y menos aún hacer un homenaje a un decano que fue impuesto contra la voluntad de los colegiados, como los decanos impuestos durante el franquismo, Lorenzo M. Alier o Antonio M. Simarro.
Quien merecería un homenaje son los miembros de la Junta destituida y Albert Bernis por su actitud valiente y consecuente
En todo caso, quien merecería un homenaje son los miembros de la Junta destituida y Albert Bernis por su actitud valiente y consecuente. El próximo año hará cien años de aquel hecho ignominioso.
Es grave que nuestra institución colegial haga este acto de desmemoria homenajeando a quien aceptó ser decano cuando los elegidos democráticamente eran destituidos por la fuerza por la dictadura. Los miembros de Junta del decano Raimon de Abadal fueron represaliados por defender la lengua catalana, ante un acto antidemocrático que vulneró los estatutos. Los abogados y abogadas deberíamos tener más cuidado y ser más sensibles respecto a las personas que defendieron nuestros derechos y especialmente respecto a los estatutos democráticamente establecidos.
No puede caber ningún reconocimiento u homenaje a quienes no fueron fieles ni respetaron los estatutos democráticos de nuestra institución.
Tal y como dicen las Naciones Unidas, las políticas de justicia transicional entre las que se encuentra la memoria son esenciales para reforzar los fundamentos democráticos de una sociedad. Rendir homenaje a Dualde y los miembros de Junta que aceptaron el nombramiento de la dictadura contribuye a lo contrario, a banalizar hechos que no pueden olvidarse por la dignidad de nuestra institución y respecto a las personas que fueron represaliadas por aquellos hechos.
Hoy no estaré en esos actos que nunca deberían hacerse y espero que no se vuelva a repetir un acto de desmemoria como este.
Josep Cruanyes i Tor - Colegiado 13.816