El escándalo de las explosiones e incendios del Galaxy Note 7 de Samsung es el último caso de malas prácticas empresariales que están afectando a la credibilidad del mundo de los negocios. Otros tristes ejemplos se han producido desde el otoño pasado hasta éste, como fue el fraude Volkswagen, o el de Wells Fargo, sin mencionar los casos de mala gestión detectados en entidades de alto rango como el Deutsche Bank. El hecho de que sean grandes compañías o bancos los que hayan caído desde sus pedestales históricos añade dramatismo a una coyuntura compleja. Hasta la concesión de los premios Nobel de economía de este año guardan relación con estos hechos.

Volkswagen abrió la reprobable serie de escándalos

El trucaje de Volkswagen, que instaló un software para esquivar controles medioambientales en 11 millones de vehículos diesel en todo el mundo, abrió la reprobable serie de escándalos. La compañía, icono de la industria automovilística alemana, puso en un brete la calidad, transparencia y capacidad técnica de su país. En España, modelos de Audi, Seat y Skoda resultaron afectados. Los clientes debieron llevar a revisión de sus vehículos, que no concluye hasta este último trimestre del 2016. La compañía fue penalizada con una multa de 16.000 millones euros y el miércoles un jefe sindical dijo que la compañía podría reducir 2.500 empleos anuales en los próximos 10 años. El presidente del grupo, Martin Winterkorn, dimitió cuando saltó el flagrante caso. Pero más elocuente fue el presidente de la compañía en EEUU, quien reconoció: "La hemos cagado por completo".

Este año, Wells Fargo, una entidad histórica y el segundo mayor banco de los Estados Unidos por capitalización bursátil, se ha visto envuelto en un delito de fraude de grandes dimensiones, que ha significado el despido de 5.300 empleados por crear cuentas falsas. A clientes modestos, el banco venía abriendo desde el 2011 cuentas no solicitadas por ellos mismos y por las que les cobraba comisiones. Y las víctimas no sabían ni que las tenían. El banco ha sido obligado a pagar indemnizaciones por valor de 2,5 millones de dólares y ha sido sancionado por la comisión de delitos con una multa de 185 millones de dólares. El principal ejecutivo, John G. Stumpf, uno de los hombres más poderosos de la banca americana, anunció el miércoles su próxima retirada. Sus explicaciones iniciales fueron desoídas o echadas al olvido. El público pensó que los culpables últimos no habían sido castigados y que el fraude proviene de la propensión de algunos ejecutivos de fijar objetivos inalcanzables y exigir lo imposible.

El Deutsche Bank, que ha provocado temblores las últimas semanas en la banca europea, está pagando los errores del pasado, marcados por sueños de grandeza, de cambios frecuentes de estrategia y por las derivas de su banca de inversiones. Esto le ha conducido a figurar también entre los acusados de manipulación del líbor. Su futuro está ahora en negociaciones. El director general, John Cryan, afirma que su elevada tesorería le protege de los elevados riesgos asumidos, si bien, para algunos, su mejor argumento es que resulta demasiado grande para caer. 

En el tercer trimestre, los beneficios de Samsung van a retroceder un 29,63%

Y, por último, estamos viviendo estos días la crisis de Samsung, el valor estrella de la Bolsa de Seúl y de la muy competitiva economía surcoreana. Es el mayor fabricante del mundo de smartphones. La explosión de las baterías de su último modelo Galaxy Note 7, llamado a ser su producto de bandera, está dañando gravemente su prestigio. 40 han sido el número de Galaxy Note 7 incendiados. La compañía ha detenido su producción después de vender 2,5 millones de aparatos, a un precio de 850 euros por unidad. Samsung España ha ofrecido a los clientes devolverles el dinero o intercambiarlo por otro modelo menos sofisticado recuperando la diferencia. Los especialistas de high-tech no saben cómo calificar los fallos. "Es desastroso", "calamitoso", exclaman. En el tercer trimestre, los beneficios de la compañía van a retroceder un 29,63%, en torno a 17.000 millones de dólares, y la cúpula de la compañía, que puede ser objeto de una remodelación, guarda silencio al respecto. De momento se ha reducido a prometer a los empleados que investigará a fondo la razón del estropicio.

Todos estos casos han incrementado el interés por las conclusiones de los recién galardonados con el premio Nobel de economía 2016, Oliver Hart y Bengt Holmstrom, por su "contribución a la teoría de los contratos". 

En la versión académica clásica de los contratos siempre ha figurado el riesgo moral, que se da cuando alguien toma riesgos graves al saberse cubierto por algún tipo de seguro. En el caso de los altos ejecutivos esa protección estaría basada en fijar sus remuneraciones en stock options, que pueden incrementarse independientemente del riesgo asumido a la hora de programar altos ingresos.

Beng Holmstrom considera que un ejecutivo joven puede ganar un mayor porcentaje de bonus que otro a punto de retirarse, para no incentivar a este último a tomar decisiones de alto riesgo que él no tendrá que resolver si fracasan. Beng Holmstrom, de origen finlandés y profesor del MIT, fue directivo en Nokia, donde la empresa sufrió un caso similar al que trae de cabeza hoy a Samsung.