Farruko, Héctor El Father, Voltio, Vico C, El General o Don Omar: todos ellos son cantantes de reguetón que se han convertido al cristianismo. En sus palabras, no se han convertido a nada: "han abrazado la fe en Jesús", sentencian. No son músicos periféricos, gente intrascendente. Farruko ha compartido escenarios con Bad Bunny, Daddy Yankee o Pitbull. Son auténticos líderes de masas que de golpe han cambiado y en vez de hablar todo el rato de sexo y drogas apelan a palabras como "salvación", "Jesús", "gracia", "misericordia" o "conversión". Farruko cuenta con dos Grammy latinos y desde que es cristiano no para de explicitarlo, en entrevistas o también dentro de los conciertos. Estos artistas del reguetón ven a Dios como salvador y redentor que los ha sacado de una mala vida. Farruko, en pleno concierto, pidió perdón por haber incitado al consumo de drogas a través de sus letras y confesó que ahora creía en Jesucristo. De hecho, ahora reniega de una de sus canciones más célebres, "Pepas". El reguetón es repetitivo y sus orígenes provienen de Puerto Rico y Panamá, pero su repercusión no es solo caribeña. Los estudiosos ven ya al inicio raíces religiosas. En las universidades se está estudiando ya este fenómeno. No es fácil que una composición pase fácilmente una prueba de feminismo, por ejemplo. Farruko ahora canta menos y predica más. El amor empieza con el perdón, dice a sus seguidores. No es una frase banal. Nada, de hecho.

Los conversos tienen como patrón abjurar de su vida anterior. Lo hacen los exfumadores, exbebedores, exadictos. En la historia ha habido personajes célebres que han pasado por el cedazo de la conversión, empezando por san Agustín

El mensaje de estos cantantes llega mucho más lejos, y sobre todo, impactan de manera más profunda que el de cualquier predicador, cura o líder religioso convencional. No es solo el apoyo de la música, ser próximo a la gente joven o ser un icono en las redes. Enganchan porque han hecho un cambio drástico de vida. Las conversiones, los "nunca más", tienen mucho peso en una sociedad en que todo el mundo va tirando y se deja arrastrar. Es heroico detenerse. La música que los hizo famosos, ahora la ven como pecaminosa. No han encontrado la alternativa de hacer reguetón con mensaje cristiano. Quien sí lo intenta es el rapero Voltio.

Kevin Elijah Burgess (KB), un icono del hip-hop, no solo reniega de este estilo musical ahora, sino que lo tilda de ser una vía contra Jesús y los cristianos. Es interesante observar estas conversiones, que en su mayoría son de personas no creyentes hacia el cristianismo protestante, no católico. No quieren mediaciones, curas, santos. Son ellos tocados directamente por Dios. Vía directa.

Los conversos tienen como patrón abjurar de su vida anterior. Lo hacen los exfumadores, exbebedores, exadictos. En la historia ha habido personajes célebres que han pasado por el cedazo de la conversión, empezando por san Agustín. Ahora asistimos a gente que gracias al reguetón pasan a otro estadio de su vida. La música tiene esta ambivalencia, que entre letra y ritmo puede distraer, consolar, sacudir. E incluso ser terapéutica y ser el inicio de nuevas etapas.