El 1 de Mayo es una fiesta reivindicativa de la clase trabajadora que se ha mantenido desde finales del siglo XIX hasta hoy. Ha servido para conseguir mejoras sociales y laborales para las clases trabajadoras y, también, para reivindicar que una nueva sociedad era posible. Siempre ha sido un acontecimiento que ha contribuido a modernizar las sociedades —también la de Catalunya—, a hacernos más conscientes de las desigualdades y de la necesidad de avanzar en los derechos laborales y sociales de la ciudadanía. Mirar atrás es ver la lucha y el esfuerzo de tantos hombres y mujeres; mirar atrás es saber que los objetivos se consiguen con coraje, constancia y trabajo colectivo, unas prácticas que hay que recuperar, también ahora, en la lucha contra la Covid-19 y el impacto que está teniendo en el ámbito del trabajo.
En este contexto de aumento de ERTE y de paro de la actividad económica, lo que simboliza el 1 de Mayo está más vigente que nunca. La crisis que comporta la Covid-19 llega en un periodo en que el mundo del trabajo es demasiado precario, temporal y parcial. Esta situación afecta y afectará, sobre todo, a las clases trabajadoras de nuestro país. Precisamente, las que han tenido y tendrán un papel clave para salir adelante en esta situación de crisis.
Una de las lecciones que estamos aprendiendo de este sufrimiento es la necesidad de poner en valor trabajos que, a menudo, no se ven y no tienen unas buenas condiciones laborales. Personas que trabajan en el sector social o en los ámbitos de la logística, la limpieza y la alimentación. Unos sectores en que hay trabajadores y trabajadoras que sufren especialmente la precariedad y las condiciones laborales más desfavorables.
Este 1 de Mayo nos tiene que ayudar a tomar conciencia de que tenemos que salir de esta crisis sin que los más perjudicados se queden atrás, y que hay que repensar el modelo de sociedad que tenemos
Así pues, este 1 de Mayo también nos tiene que servir para recordar que tenemos que seguir progresando como sociedad. Tenemos que revisar nuestras prioridades. Se ha hecho evidente, más que nunca, que hay que poner nuestra vida en el centro. Las personas son lo más importante y, por lo tanto, también lo es nuestro entorno comunitario, social y medioambiental. Con esta voluntad de preservarlas, tomamos las decisiones.
En esta situación de crisis, hemos visto la importancia de curar y cuidar. Estos elementos son fundamentales para poder construir una nueva economía y un nuevo país. La solidaridad como base y el bien común como objetivo de futuro. Hemos aprendido, drásticamente, que vivimos en un mundo compartido, nodal. Nunca como ahora hemos tenido la sensación de que nuestra vida depende tanto de los otros. Por eso aplaudimos la valía de los pequeños gestos, tanto de los que nos curan en los hospitales o nos cuidan y nos acompañan a los servicios sociales como de los que nos llenan las estanterías de los supermercados.
Hay que hacer una política progresista. Tenemos la experiencia de las recetas que tuvimos que aplicar para gestionar la crisis del 2008, con recortes de los servicios públicos que ahora hemos lamentado. Necesitamos medidas ambiciosas de gasto social, de inversión pública. Necesitamos una nueva gestión pública que se base en la solidaridad y el principio de subsidiariedad.
Por eso, desde el Govern, estamos definiendo las actuaciones que implementaremos a corto plazo. Estamos elaborando un plan de acciones efectivo, que se centre en las personas y que ponga a disposición todos los recursos posibles para llevarlo a cabo. Es un plan de choque para la reactivación económica y para las personas, sobre todo para las más vulnerables, a quien tenemos que dar más apoyo.
Tenemos que incorporar, con una mirada larga, el aprendizaje adquirido en este momento de sufrimiento y miedo. Hemos podido comprobar que hay que recuperar la vieja estrategia de la cooperación, que se tienen que buscar soluciones entre todos, con la comunidad, para mejorar individualmente y colectivamente. Tenemos que trabajar por un sistema económico y social que ponga la vida en el centro. La vida de las personas y la del planeta.
Este 1 de Mayo nos tiene que ayudar a tomar conciencia de que tenemos que salir de esta crisis sin que los más perjudicados se queden atrás, y que hay que repensar el modelo de sociedad que tenemos y trabajar para una prosperidad compartida.