"Hace 41 años el régimen fascista mató a Puig Antich en Barcelona ¡y horas después nací yo!". Ada Colau puede explicarse sin este tuit, pero con este tuit se explica mejor. "La prueba de que el anuncio de referéndum de ayer no tiene ningún efecto es que el Gobierno, siempre activo y agresivo judicialmente, no ha hecho nada". Joan Coscubiela puede explicarse sin este tuit, pero con este se explica mejor. La proclamación de la DUI puede explicarse sin el "155 monedas de plata" de Gabriel Rufián, pero con el tuit se explica mejor. La vinculación estrecha del laurismo con los pirados que reventaron el acto por las víctimas del atentado terrorista en la Rambla puede explicarse sin decir que muchos de los fans de Laura Borràs tienen de foto de perfil en Twitter la cara del niño de 4 años asesinado aquel 17-A, pero señalándolo se explica mejor. La pandemia se puede explicar sin el “I can’t believe I have to say this, but please don’t drink bleach” ("Es increíble que lo tenga que decir, pero no bebáis lejía, por favor") de Joe Biden, pero con el tuit se explica mejor. El asalto al Capitolio, en cambio, no puede explicarse sin los tuits de Donald Trump.

Los últimos quince años de política catalana también pueden explicarse sin Twitter pero se explican mejor con Twitter

La gracia de Twitter es que congela los discursos y sirve de fotografía para explicar cuáles fueron los argumentos de una órbita ideológica concreta en un momento determinado. Qué decían los cargos de ERC que ahora están en el Congreso y en el Senado españoles días antes de la DUI. Cómo blanqueaban Mireia Boya y seguidores el régimen teocrático, homófobo y machista de Irán el año 2020. Cómo ante la invasión descarada de Ucrania por parte de Putin los falsos pacifistas defendían que lo más sensato era rendirse y que la culpa era de la OTAN. Cómo el entorno de Junts quería vender la salida del Govern como una victoria que nos acercaba a la independencia. Joan Canadell llegó a tuitear "¡¡¡el procés continúa!!!. ¿Qué procés, Joan?

Compromisos incumplidos y análisis equivocados. Twitter los almacena para que tengamos la oportunidad de fiscalizar el presente con el presente

Los tuits no se los lleva el viento si no los borras y todo lo que queda escrito deja en evidencia las ineptitudes y los engaños. El tiempo pone la perspectiva adecuada y todo el mundo que en algún momento se ha mojado por algo queda desnudo si la historia o sus decisiones no le han permitido tener razón o ser coherente. La hemeroteca es un agujero de compromisos incumplidos y de análisis equivocados y Twitter los almacena para que tengamos la oportunidad de fiscalizar el presente con el pasado en la mano. O de fiscalizar el presente con el presente en la mano, porque la red otorga el poder de rebatir directamente el discurso político y de hacerlo ante una audiencia que se encargará de magnificar tus opiniones. Por eso tiene un punto de vanidad y de falta de cultura democrática que alguien que vive de la política abandone la red social, sobre todo cuando la ha utilizado para abrirse las puertas de la política y poder vivir de ella.

Los tuits no se los lleva el viento si no los borras y todo lo que queda escrito deja en evidencia las ineptitudes y los engaños

Los últimos quince años de política catalana también pueden explicarse sin Twitter pero se explican mejor con Twitter. Que Junts tenga hoy el discurso que tiene, por ejemplo, no se explica sin Primàries. Y Primàries no se explica sin Twitter. Que ERC utilice "la burbuja de Twitter" para desacreditar cualquier opinión que se escape de la línea que dicta la cúpula del partido, tampoco. Las convocatorias de otoño del 2017 o del 2019 se explican con tuits. La mayoría de opinadores que tienen voz en los medios construyen su discurso en Twitter. Algunos de los articulistas que publicamos en los medios digitales hemos salido de Twitter. Hay una parte de nuestra trayectoria intelectual y política que se ilustra con todo lo que ahora mismo cuelga de la punta de los dedos de Elon Musk. Es difícil medir hasta qué punto Twitter ha sido decisivo en el transcurso de la política catalana, pero no está fuera de lugar decir que ha sido relevante. Si no nos cierran el chiringuito, lo seguirá siendo.