Da mucha pereza. Mucha. Tener que contestar según qué y a según quien, aburre. Es agotador tener que tirar en la basura unos minutos de tu vida para discutir con alguien que defiende que el sol sale por el oeste y la tierra es plana. Y mucho más todavía un domingo por la tarde del mes de noviembre. Pero a veces es necesario.

Efectivamente, lo ha adivinado, hoy la cosa va del caso del castellano y el Hospital Trueta de Girona.

Pasó el sábado. Partido entre el Girona CF y el CD Tenerife. El jugador canario Vitolo recibe un fuerte cabezazo en la nariz y, a causa de la hemorragia que le provoca, el médico del club decide llevarlo al hospital Josep Trueta. Al final, sin embargo, acaban siendo atendidos en un hospital privado. A partir de aquí, varios medios de comunicación como La Opinión de Tenerife y La Razón publican que los médicos del Trueta se negaron a atender al jugador porque hablaba en castellano y que por este motivo se tuvo que marchar del centro.

Como puede imaginar, la red se llena de los habituales insultos y descalificaciones de los que odian el idioma catalán. Y, como acostumbra a pasar, "nazis" es lo más suave.

La noticia circula tanto que el hospital se ve obligado a publicar una nota explicando los hechos:

A continuación entra en escena el jugador catalán del Tenerife Marc Crosas, que ofrece en Twitter su versión. Que, lo siento, pero tampoco me creo. Y sobre esta cuestión volveré más adelante:

Algunos políticos hiperventilados, algunos medios catalanófobos y público xenófobo en general, dándose cuenta de que la verdad no era la que su ignorancia sobre la noticia y prejuicios habituales les había decidido a ofender gratuitamente desde la mentira y la manipulación, lo dejaron correr disimuladamente. Otros como Juan Velarde en Periodista Digital, ni así:

Pues, mire por dónde, el señor Velarde tiene razón. El futbolista mintió. El club mintió. Y los medios que recogieron la noticia mintieron. Y ninguno de ellos ha rectificado ni ha pedido perdón al hospital.

Ah, por cierto, la frase memorable del panfleto es, sin duda, esta:

¡Ha, ha, ha! Realmente el periodismo español es tan generoso que acepta gente muy entrañable...

Pero bien, lo que desmonta totalmente esta nueva campaña de descalificación xenófoba es el comunicado del Tenerife. Donde, entre líneas, un servidor lee que fueron al Trueta exigiendo ser atendidos inmediatamente y que cuando les debieron decir que delante suyo tenían casos más graves, se enfadaron y se fueron al hospital que les cubría su mutua privada:

Y ahora volvemos al tuit de Marc Crosas. Yo no estaba allí, en el hospital, pero pondría la mano en el fuego por las personas que atendieron el caso. Y si no tengo razón, rectificaré sin ningún problema. Dudo mucho (ojo, pero mucho de mucho) que en el servicio de urgencias de ningún hospital público catalán (ni español) haya ineptitud y pocas ganas de trabajar. Por desgracia soy usuario habitual de unos cuantos y he visto cómo trabajan, en qué condiciones de masificación y con qué presión. Y he visto como las enfermeras y el resto de personal trata a los pacientes y he visto como algunos pacientes y familiares los tratan a ellos. Y sin ningún tipo de duda, cuando hay ineptitud, acostumbra a provenir de los segundos.

Sobre la nota del Tenerife, sólo decir que me parece muy bien que expliquen la verdad, pero echo de menos que aparezca el autor de la mentira, se haga responsable y pida disculpas. Porque la versión manipulada de los hechos sólo ha podido salir de ellos. Por lo tanto, venga, a dar la cara. Aunque sea porque todo eso queda. Son gotas que van cayendo y que interesa que vayan cayendo porque el objetivo ya no es separar España de Catalunya sino dividir a los catalanes por razón de lengua. Y sí, de estos hay en los dos bandos. Y los tenemos que dejar sin argumentos y sin espacio.

Sin embargo, tengo una mala noticia para los catalanófobos xenófobos: no ganarán. Los catalanes, hablen la lengua que hablen, y la gente que viene a vivir a nuestro país, conviven con la realidad diaria y saben cuál es la verdad. Por mucho que algunos se empeñen en mentir.