PabloVisión entrevistó en diciembre a Anna Gabriel (con presentación, guión y realización, ay sorpresa, de TelePablo) y el ultralíder podemita se disfrazó también de productor con tal de editar la declaración estrella de nuestra gran dama cupaire y así enviarla a sus amigos madrileños y a la prensa de la Tercera Vía, que viene a ser lo mismo: “Junts pel Sí quiere eliminar a la CUP”. A PabloVisión le interesa poco lo que diga Anna ni el futuro del procés, porque vive con la obsesión de excitar el odio anticonvergente de una determinada sectorial de la CUP, la de los antisistema a los que todavía les duele el abrazo de Higínia Roig con Artur Mas, y así hacer zozobrar la indiscutible mayoría soberanista del Parlament, resquebrajando su unidad. Por eso PabloVisión conversa con Anna, tranquila y pausada como siempre, y le anima a explotar sus contradicciones: pactas con el 3% y tal y cual.

Poco importa que PabloVisión quisiera pactar hace muy poco con el PSOE y que pidiera el asesoramiento a TelePablo para pedirse ministerios como quien escoge chuches en un quiosco. Poco importa que PabloVisión gobierne Madrid o València con la ayuda del archienemigo socialdemócrata, porque entrevistando a Anna, una de nuestras pocas mujeres de estado, TelePablo sólo pretende que los cupaires se acerquen a los comunes para hacer la revolución hoy y así posponer la independencia para pasado mañana y ya veremos. Cuando Anna afirma que “Junts pel Sí quiere eliminar a la CUP”, a PabloVisión se le erizan los pelillos del pubis mientras se imagina de president de la Generalitat en la sombra, pobrecito, ahora que ya tiene asumido que de España no lo será nunca. Todos hemos vivido este preciso instante en que el tronco madrileño nos recuerda a un enemigo de la tribu como para hacernos un favor, cuando lo que pretende es matarnos.

Cuando Anna afirma que “Junts pel Sí quiere eliminar a la CUP”, a PabloVisión se le erizan los pelillos del pubis mientras se imagina de president de la Generalitat a la sombra

Anna casca a los convergentes, sólo faltaría, sin supurar tanta saliva como TelePablo, pero le recuerda –así como de pasada– que Podemos también puede convertirse en el enemigo, en el falso revolucionario que alimenta la ruptura hasta que le sale aquella cosa de pedir permiso a los papis. Os vemos con cariño porque os conocemos de hace tiempo –dice Gabriel– y no sois el enemigo, pero también con preocupación porque podéis llegar a ser el adversario. Y el pobre Pablo, hay hijito mío, empieza a tartamudear y le dice a Anna que él hace lo que puede, que esto de ir por Andalucía defendiendo que España es una nación de plurinaciones y de chupinaciones y que Catalunya tiene derecho a decidir, pues que es muy duro, que lo entiendas, mujer. Y la cara de Anna, mordiéndose el dedo mientras el pobre TelePablo tartamudea, es lo único que vale la pena de toda la cosa.

PabloVisión corrió a editar la entrevista para recalcar el titular anticonvergente. Pero nos debería haber enseñado mejor ese instante en el que se lía con sus penas fraternales, su tartamudez plurinacional, y aquellos segundos en los que Anna se muerde el dedo –previa y suavemente perfumado de sobaco catalán– un dedo que debe tener justo a puntito de alzar para enseñarle el camino al pobre Podemita. Mira, Pablo, puja aquí una estona i balla.