Cuando hace muy poco escribí que la ANC escogería a una convergente de toda la vida como presidenta, algunos de los miembros más ilustres del Komintern corrieron a corregirme en Twitter como si les hubiera manchado la Mona Lisa con un pastelito de nata. Afortunadamente, en Catalunya las cosas se manifiestan (y degeneran) con una inercia tan veloz como previsible, y para ser futurólogo sólo hay que esperar la caída de los hechos con la tranquilidad del padre que enseña a ir en bicicleta a los hijos sabiendo que adquirir la habilidad implicará algún trompazo. Con tres o cuatro entrevistas concedidas, en efecto, Dolors Feliu no sólo ha demostrado que es una convergente ejemplar, sino que ha cogido el hilo a la prostitución de la Assemblea con una rapidez proverbial. Era previsible: cualquier retorno al pasado, en términos neoautonomistas, tiene que incluir un pack de jugadas maestras.
Fiel a la escuela masista, Feliu ha hecho eso tan de Artur de poner plazos a la independencia (el nuevo deadline es 2025), una fecha que los cráneos privilegiados del Estado Mayor ya ni han tenido ni la vergüenza de condicionar y subsumir a cuando sean las próximas elecciones al Parlament. En caso de que los partidos procesistas no apuesten por la secesión efectiva (o, siguiendo el idiolecto cursi de esta señora, que no tengan "pulsión" independentista), dice que la ANC se presentaría con una lista cívica. La tomadura de pelo es evidente, porque Feliu sigue cayendo en el error artúrico de vincular la independencia a la política parlamentaria catalana —es decir, española—, cuando si algo han demostrado los últimos lustros es el hecho de que la secesión no se puede urdir a través de las vías políticas autonomistas que el Estado diseñó para que nunca se hiciera efectiva.
No sólo se supedita la iniciativa de la independencia al sistema político catalán, sino que la secesión también se limita a las inflamaciones que produzca España y que, como ya hemos visto, nuestros enemigos pueden administrar sin despeinarse
Aquí es donde emerge la trampa de la lista cívica, una regurgitación de Junts pel Sí que, como tal, no sólo fragmentaría el espacio electoral indepe, sino que muy pronto convertiría diputados teóricamente independientes en esclavos de los partidos políticos (consultad la lista de Mas y Junqueras a las elecciones del 2015 y veréis dónde ha acabado todo dios). Hay que agradecer a la presidenta de la ANC que me ponga el trabajo fácil refiriéndose a esta nueva engañifa como elecciones plebiscitarias y que condicione el nuevo ciclo electoral a los futuros estallidos de tensión que pueda haber con el Estado. Como le decía a nuestro John McAulay aquí mismo en El Nacional: "Estamos viendo un montón de acciones del estado español que nos ponen contra las cuerdas y en un determinado momento nos podrían hacer levantar, como en otros momentos ya lo hizo la sentencia del procés en octubre del 2019 y el encarcelamiento del rapero Pablo Hasél el año pasado".
Como os decía, masismo de manual: no sólo se supedita la iniciativa de la independencia al sistema político catalán (cuando esta es precisamente la rémora que ha impedido la aplicación del 1-O y la causa principal de que nuestros líderes descuiden la elección popular por sus intereses económicos corruptos), sino que la secesión también se limita a las inflamaciones que produzca España y que, como ya hemos visto manta vez, nuestros enemigos pueden administrar sin despeinarse. Todo eso, como veis, es tan evidente que da cosa escribirlo. Pero incluso bajo la impostura se esconde un nivel de interés, pues es comprobable como la ANC y la partitocracia catalana están prostituyendo una excelente idea de Primàries (la elección de unas listas electorales abiertas y lejos de los partidos) con el único objetivo de camelarse a los casi 700.000 electores que no votaron en los últimos comicios al Parlament.
La prostitución de la iniciativa cívica y el intento de contrarrestar el abstencionismo son, ahora sí, las únicas ideas de fondo que el Estado Mayor ha parido dedicándole un par o tres de neuronas. Es por este motivo, e insistiré las veces que haga falta, que el abstencionismo es el único favor que podemos hacer a la liberación de la tribu; porque, hoy por hoy, sólo podremos revitalizar el independentismo alejándolo de cualquier imbricación al sistema corrupto de la neoautonomía y ayudando a que una nueva generación de políticos desbanquen a todos estos falsarios del procés cuanto antes mejor. Todo esto, como pasa siempre, lo iréis entendiendo poco a poco. De momento, y para ir preparando la abstención de cara a las municipales y las catalanas, empezaremos con una cosa muy básica: con respecto a la independencia, no os fiéis nunca de una convergente que dibuja jugadas maestras. Es un tema de mínimos. Es un inicio.