En un país donde todo el mundo mea colonia y nadie la pifia, me enmendaré a corazón abierto: nunca habría pensado que Pere Aragonès conseguiría ocupar el espacio y la retórica convergentes con tanta rapidez e ingenio. Estoy impresionado y déjame decirte, 132, que a estas alturas de la peli no es fácil hacerme despegar los ojos. Cuando ERC ganó las últimas elecciones al Parlament, pensé que la máquina convergente se desharía rápidamente de los friquis de Junts y del faro de Waterloo, volvería a morrearse con las élites madrileñas y, con aquella gracia de siempre, nos enchufaría un nuevo Artur Mas (algo más joven o incluso feminizado) para devolver la pax autonómica a la plaza Sant Jaume. Pero no y recontrano: la cagué bien cagada y me trago, meditabundo, mi oceánico orgullo. ¿Queréis pruebas? Aquí la Conferencia Nacional de los republicanos de este fin de semana que ha servido para avalar la apuesta por la vía negociada con el Estado enemigo. La vía de la mesa, vaya.

Así lo ha querido la militancia, y que la parroquia te vote lo que tú quieres (disfrazado de muchas enmiendas e incluso de un pequeño sector crítico indefenso) es una de las grandes cosas que siempre había hecho Convergència. Aplausos sonoros, Pere, porque la propuesta política que le has hecho tragarse a la peña es de Matrícula de Honor de convergente. Según la cosa, lo contaba ayer nuestra estimable Carme Rocamora en ElNacional.cat, la vía del diálogo tiene que tener "una metodología clara, un calendario acordado en reuniones que se puedan cumplir, así como el retorno pertinente a la ciudadanía (y específicamente a la militancia), de los acuerdos fruto de la negociación." Me quito el sombrero, de verdad. Tanto le da que, hasta el momento, Pedro Sánchez haya dejado claro que eso de la mesa lo convoca cuando le va bien y tiene un ratito libre, o que el gran triunfo negociador de Izquierda (de momento) sea el rufianesco hallazgo de la cuota catalana en Netflix. Tú pon palabras como metodología, calendarización y ale.

Desde el pal de paller y aquello de la feina ben feta que no veíamos un memorándum donde la mentira se disfrazara con tanta pericia de retórica y la mejilla dura con expresiones que no quieren decir nada.

Continuamos, porque el documento (lo ha ideado Romeva y se nota; los comunistas ilustrados catalanes, es decir, españoles, son de un verbo tan espantoso como previsible) dice que, si eso del diálogo falla, como Junqueras había dicho cuando sostenía cosas mínimamente normales, Esquerra apostará por tácticas de "desbordamiento democrático." Que chuli, Raül, de verdad. Digámoslo de nuevo: desbordamiento y democrático. Suena bonito y todo, ¿verdad? Yo pensaba que el desbordamiento era el 1-O, la misma riada que la cúpula independentista juzgó insuficiente como para alcanzar la normalidad política en Catalunya (la independencia, decíamos ayer). Pues no conciudadanos; ahora Esquerra dice que si eso de la mesa necesita una cuña, desbordaremos el Estado y no solo el Estado, sino que nuestra voz se hará oír en organismos externos como la Unión Europea, el Consejo de Europa o Naciones Unidas. Los republicanos no han apelado al Espíritu Santo porque todavía no tiene despacho.

Desde el pal de paller [ser la piedra angular] y aquello de la feina ben feta que no veíamos un memorándum donde la mentira se disfrazara con tanta pericia de retórica y la caradura con expresiones que no quieren decir nada. Hay que agradecerle al 132 que, después de tanta mandanga insustancial, tenga los santos cojones de afirmar que su partido vive "en contra de proclamas vacías, consignas de pancartas y frases ingeniosas." Lo vuelvo a reconocer, a Pere: tengo que cerrar la boca, porque subsumir la independencia en cualquier cosa que se dialogue con los españoles y plantarte ante los tuyos (y la ciudadanía en general) para afirmar que "ERC somos los que gritamos poco pero que hacemos que las cosas pasen" es de puto amo. Se tienen que tener los huevos cuadrados, Molt Honorable, para salmodiar la parroquia así y después irte a la conferencia autonómica de presidentes con la excusa de que lo haces por los desdichados ucranianos.

Lo has conseguido, Pere, contra todo pronóstico y a pesar de los desconfiados como yo. Te lo digo como siempre, con voz baja, medio cojo de ingenio, pero con una prosa extremadamente bella. Has hecho que las cosas pasen. Ya eres un convergente más. Felicidades y mucha suerte con la mesa.